El escenario futuro se pinta aún más prometedor. Un informe de Aleph Energy proyecta que, si se mantienen las condiciones adecuadas de mercado y se continúan las obras de infraestructura, la producción podría superar los 900 mil barriles diarios hacia finales de 2025. De este total, se estima que 500 mil barriles se destinarían al consumo interno, mientras que el resto sería destinado a las exportaciones, lo que podría contribuir significativamente a la balanza comercial energética del país, que se prevé positiva en más de 4 mil millones de dólares en 2024.
Para que estas proyecciones se materialicen, es esencial que se mantengan los precios del crudo entre 80 y 85 dólares por barril y que se amplíen las capacidades de evacuación, lo que incluye el oleoducto Otasa hacia Chile y la ampliación de Oldelval hacia Bahía Blanca. Estas inversiones en infraestructura son vitales para garantizar que la producción pueda ser exportada de manera eficiente, y se prevé que la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur, que conectará los pozos con el Golfo San Matías, sea un elemento clave en este crecimiento.
Con un horizonte que se extiende hasta 2030, las proyecciones indican que las exportaciones de crudo podrían alcanzar hasta 900 mil barriles diarios, un claro indicativo del potencial que tiene Vaca Muerta para transformar el panorama energético de Argentina. La disminución de importaciones, como el gas de Bolivia, y la caída en las compras de GNL también son factores que contribuirán a mejorar la balanza comercial, lo que posiciona a Argentina como un actor relevante en el mercado energético internacional.
El crecimiento sostenido de la producción de petróleo en Vaca Muerta no solo beneficia a la balanza comercial, sino que también tiene un impacto significativo en el mercado laboral y el desarrollo económico regional. La expansión de la actividad hidrocarburífera ha generado miles de puestos de trabajo en Neuquén y sus alrededores, fomentando el desarrollo de infraestructuras locales y el crecimiento de la economía en sectores como la construcción, servicios y transporte. Este dinamismo económico se traduce en una mayor inversión en la región, lo que fortalece el tejido social y ofrece nuevas oportunidades para los habitantes de la provincia.
Además, el desarrollo de Vaca Muerta plantea desafíos en términos de sostenibilidad y responsabilidad ambiental. La producción de petróleo no convencional conlleva riesgos ambientales, como la contaminación de aguas y la emisión de gases de efecto invernadero. Las empresas del sector están comenzando a adoptar prácticas más sostenibles, buscando minimizar el impacto ambiental a través de tecnologías innovadoras y procesos de extracción más responsables. La implementación de regulaciones ambientales más estrictas y el compromiso con la responsabilidad social son fundamentales para asegurar que el crecimiento del sector hidrocarburífero no comprometa la salud del ecosistema local ni la calidad de vida de las comunidades.
Por último, el éxito de Vaca Muerta depende en gran medida de la cooperación entre el sector público y privado. La planificación y ejecución de proyectos de infraestructura, así como la creación de políticas que fomenten la inversión y el desarrollo sostenible, requieren un enfoque colaborativo. Las asociaciones entre el gobierno provincial, las empresas energéticas y las comunidades locales son esenciales para abordar los desafíos que plantea el crecimiento del sector, garantizando que los beneficios del desarrollo hidrocarburífero se distribuyan equitativamente. Con un enfoque estratégico, Neuquén puede posicionarse como un líder en la producción de energía en América del Sur, impulsando su desarrollo económico y social en los próximos años.
Vaca Muerta: exportaciones de petróleo alcanzan máximos (y podrían más que duplicarse en 2025)
La cuenca neuquina de Vaca Muerta sigue marcando un hito en la producción de petróleo en Argentina, alcanzando cifras récord que no se veían desde 2004. Según datos de la consultora Economía & Energía, la producción diaria promedió 695 mil barriles en los primeros ocho meses de 2024, lo que representa un aumento del 40% respecto a 2017, cuando la producción había tocado su punto más bajo en tres décadas. Este crecimiento se traduce en un aumento sustancial en las exportaciones, que promediaron 177 mil barriles diarios, un volumen que no se alcanzaba desde hace veinte años.