En la actualidad, solo dos sectores en Argentina generan más exportaciones que importaciones: la agroindustria y la minería. La agroindustria domina con el 92% del ingreso neto de divisas, mientras que la minería representa el 8%. Ambos sectores no solo garantizan divisas, sino que también muestran un alto potencial de expansión, siendo la minería la que exporta nueve dólares por cada dólar que necesita importar, superando incluso a la agroindustria.
El modelo AGMEMOD, utilizado por la Bolsa de Comercio de Rosario, anticipa que las exportaciones agroindustriales podrían crecer un 52% en la próxima década con inversiones adecuadas y mejoras en infraestructura. Pero la minería no se queda atrás: la dinámica actual y los desarrollos en marcha la posicionan como un actor cada vez más relevante en el comercio exterior argentino.
Históricamente, las exportaciones mineras argentinas se concentraron en cuatro minerales: oro, plata, cobre y litio. Entre 2019 y 2024, el 82% de los envíos mineros correspondieron a oro y plata, extraídos de manera conjunta por razones técnicas y económicas. Sin embargo, el futuro parece estar escrito con litio y cobre como protagonistas.
A pesar de que desde 2018 Argentina no produce cobre a gran escala y el litio aún representa menos del 15% de las exportaciones mineras, estos dos minerales concentran actualmente el 91% de los anuncios de inversión en minería. El rol clave que tienen en la transición energética —baterías, energías renovables, electrificación— los convierte en elementos estratégicos para el país y el mundo.
Los datos son contundentes: entre 2019 y 2024, el litio atrajo inversiones por casi 13.000 millones de dólares, mientras que el cobre sumó 5.600 millones. Además, el gasto en exploración de estos minerales pasó de 37 millones de dólares en 2017 a más de 320 millones en 2024, representando el 67% del total de la exploración minera.
El impulso exploratorio no se detiene. En los últimos cinco años se registraron aumentos consecutivos en el financiamiento del sector. Este dinamismo se traduce en descubrimientos de gran impacto, como el de Vicuña Corp., que halló el mayor yacimiento de cobre, oro y plata de los últimos 30 años a nivel mundial, ubicado además entre los diez principales depósitos de cobre del planeta.
Otra señal positiva se dio recientemente en la exposición Arminera, donde se aprobó el primer proyecto bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI): el Proyecto Rincón, en Salta, orientado a producir carbonato de litio, prevé una inversión de 2.700 millones de dólares. Actualmente, ya hay siete proyectos mineros que solicitaron ser incluidos en este régimen.
Frente a este escenario, la Bolsa de Comercio de Rosario y la Cámara Argentina de Empresas Mineras comenzaron a trabajar de forma conjunta en proyecciones sobre el futuro exportador del sector. Estas proyecciones están siendo publicadas en los informes semanales de la BCR y tienen en cuenta datos de las principales empresas mineras que operan en el país.
Las estimaciones a 2030 son optimistas: el Banco Central proyecta exportaciones por más de 15.600 millones de dólares, mientras que un informe más reciente del Ministerio de Economía eleva la cifra a 19.200 millones. Ambas proyecciones implican triplicar o incluso cuadruplicar el nivel de exportaciones de 2024.
Sin embargo, estas cifras dependen de múltiples factores: la velocidad con la que escalen los proyectos en marcha, las fechas de entrada en producción, el éxito de las exploraciones en curso y, por supuesto, la evolución de los precios internacionales del cobre, litio, oro y plata.
La minería es un sector de alto capital y largos plazos de maduración. Requiere paciencia y políticas estables para garantizar resultados a mediano y largo plazo. Aun así, lo recorrido hasta ahora representa solo una fracción del verdadero potencial geológico del país.
Argentina cuenta con la tercera mayor reserva de litio del mundo, la décima de cobre, la duodécima de plata y la decimotercera de oro. Con un marco adecuado de inversiones, infraestructura y estabilidad política, la minería puede convertirse en uno de los motores fundamentales del crecimiento económico nacional.