La empresa arrastraba problemas de liquidez que la obligaron a reperfilar sus Obligaciones Negociables (ONs), en un contexto de tasas elevadas, volatilidad cambiaria y un acceso limitado al crédito para emisores de segunda línea. Tras varios meses de incertidumbre, la resolución de este proceso despejó el ingreso de un nuevo accionista mayoritario.
Según se informó, el 28 de agosto se concretará el traspaso de control accionario a Tango Energy, lo que implica un refuerzo patrimonial y un cambio en la estructura de gobernanza. El movimiento fue seguido de cerca por inversores y analistas, atentos a la estabilidad futura de la compañía.
En el marco de la reestructuración, Aconcagua emitió ONs Clase XIX y XXIII por un monto cercano a US$ 3,6 millones, con vencimientos en 2030 y tasas step-up que parten en 2% nominal anual. Esta colocación permitió despejar vencimientos inmediatos y reordenar el perfil financiero de la empresa.
Por el contrario, las series XXI y XXII fueron declaradas desiertas, lo que reflejó cierta selectividad en la demanda del mercado. No obstante, la compañía destacó que el resultado final fue positivo al permitir trasladar compromisos hacia adelante y recuperar margen operativo.
Las ONs estarán denominadas en dólares, aunque con pagos en pesos al tipo de cambio aplicable, mientras que la Clase XXIII se emitió directamente en dólares. La operación se inscribe dentro del programa global de financiamiento de hasta US$ 500 millones aprobado previamente por la CNV.
El ingreso de Tango Energy representa una señal relevante para el sector energético. En los últimos años, varias compañías medianas del upstream argentino enfrentaron dificultades de financiamiento, lo que derivó en reestructuraciones como las de Surcos S.A., Albanesi y GEMSA.
Analistas consideran que la operación refleja una doble lectura. Por un lado, despeja un frente de riesgo puntual y le da aire a Aconcagua para continuar con su plan de producción. Por otro, confirma que las empresas de menor escala requieren socios estratégicos o capital externo para sostener sus proyectos.
El mercado energético local mantiene un contexto desafiante, con presión sobre los dólares financieros, inestabilidad regulatoria y costos elevados de fondeo en pesos. Estas variables seguirán condicionando el acceso al crédito para el segmento corporativo en general.
En este escenario, la reestructuración de Aconcagua y el ingreso de Tango Energy son vistos como un voto de confianza hacia la compañía, aunque también exponen la fragilidad del ecosistema de financiamiento para las petroleras medianas en Argentina.
El nuevo accionista mayoritario asumirá el desafío de mejorar los resultados operativos y generar confianza en los mercados. Una de las prioridades será restablecer el acceso a crédito en condiciones más favorables para poder sostener su plan de inversiones en las cuencas locales.
La gobernanza reforzada por Tango Energy podría facilitar decisiones estratégicas y la ejecución de proyectos, aunque el desempeño de Aconcagua seguirá bajo observación. El mercado evaluará si la petrolera logra estabilizar sus finanzas y proyectar crecimiento sostenido.
El desenlace favorable de esta operación marca un hito para la compañía, que ahora deberá demostrar capacidad de gestión en una nueva etapa. Con el respaldo de un socio de control, Aconcagua buscará recuperar previsibilidad y consolidar su posición en el sector energético argentino.