Para el sector minero y para distintos actores económicos de la provincia, la votación representa el inicio de un camino largamente esperado: la diversificación productiva de Mendoza mediante el impulso de la minería del cobre, mineral crítico para la transición energética global. La aprobación constituye el primer avance concreto en más de una década para habilitar proyectos estratégicos capaces de atraer inversiones y generar empleo de calidad.
Desde CAEM destacaron que el cobre es uno de los insumos imprescindibles para tecnologías limpias, infraestructura eléctrica, electromovilidad y energías renovables. En este sentido, Mendoza ingresa en el mapa de regiones con potencial para abastecer a un mercado mundial en crecimiento, alineado con las tendencias de descarbonización.
El proyecto PSJ Cobre Mendocino, ubicado en la zona de Uspallata, es considerado uno de los más relevantes dentro de la cartera de iniciativas provinciales. Su desarrollo permitirá crear puestos de trabajo directos e indirectos, dinamizar cadenas de valor y fortalecer la competitividad de pymes locales vinculadas a servicios industriales, logísticos y tecnológicos.
La aprobación también incluye la habilitación ambiental para avanzar en tareas exploratorias en el distrito MDMO II de Malargüe, una de las áreas de mayor potencial geológico del oeste mendocino. La exploración constituye un paso esencial para delimitar recursos y avanzar hacia futuros proyectos de producción.
Para la industria minera, el pronunciamiento de la Legislatura trasciende las fronteras provinciales: envía una señal positiva sobre el atractivo de Argentina como destino de inversiones en minerales críticos. En un contexto de fuerte competencia global por captar capital para proyectos de cobre, la decisión mendocina fortalece la posición del país dentro del negocio internacional.
CAEM subrayó que este avance solo fue posible gracias a un marco institucional sólido, una regulación ambiental clara y el diálogo continuo entre el sector privado, el Estado y las comunidades. Según la entidad, el caso Mendoza demuestra que es posible compatibilizar crecimiento económico, cuidado del ambiente y bienestar social.
La minería del cobre en Mendoza, remarcaron desde la Cámara, permitirá incorporar tecnología de punta, procesos más eficientes y estándares ambientales alineados con las exigencias globales. Esto facilitará el acceso a mercados internacionales que valoran la trazabilidad y la sustentabilidad en la cadena de suministro.
El organismo empresario destacó que la provincia, históricamente reconocida por su competitividad vitivinícola, ahora suma un nuevo vector de crecimiento basado en los minerales esenciales para la economía del futuro. La combinación de industria, agro, energías limpias y minería la proyecta como un polo diversificado y atractivo para inversiones de largo plazo.
Para CAEM, este es solo el comienzo de un proceso que debe sostenerse con previsibilidad normativa, planificación estratégica y acompañamiento técnico. En ese marco, reafirmó su compromiso de colaborar con buenas prácticas y estándares internacionales que fortalezcan la confianza y la transparencia.
La entidad enfatizó que el desarrollo minero responsable puede convertirse en un motor para la creación de empleo formal, infraestructura regional y oportunidades para proveedores locales. La experiencia de Canadá, Australia y Chile constituye un punto de referencia para la incorporación de modelos de minería moderna y de bajo impacto.
Finalmente, la Cámara señaló que Mendoza dio un paso decisivo para reposicionarse en el mapa minero global. La aprobación de los proyectos PSJ y MDMO II inaugura una etapa que, según los analistas sectoriales, podría definir el rumbo productivo de la provincia durante los próximos cien años.
Desde CAEM, concluyeron: “Renovamos el compromiso de acompañar este proceso. La minería mendocina puede y debe ser sinónimo de desarrollo, transparencia y futuro”.