El Ebitda ajustado de la empresa alcanzó los US$ 239 millones, un 17% por debajo del mismo período de 2024. En paralelo, las ventas también disminuyeron 3% interanual, impactadas por la baja demanda y el contexto macroeconómico. No obstante, la empresa destacó algunos indicadores positivos, como el aumento del despacho de generación eólica y el crecimiento sostenido de su producción petrolera en Vaca Muerta.
En el segundo trimestre, la producción de gas cayó 11% interanual, totalizando 76.100 barriles equivalentes de petróleo diarios. Sin embargo, la compañía resaltó el crecimiento del 47% en la producción de crudo, impulsado por el desarrollo del bloque Rincón de Aranda, su principal apuesta en petróleo no convencional.
Las inversiones en este yacimiento también explican el aumento de la deuda neta de la firma, que alcanzó los US$ 712 millones, con una relación deuda neta-EBITDA de 1,1 veces. Pampa Energía presentó al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) un proyecto para desarrollar infraestructura en Rincón de Aranda, incluyendo una planta central de tratamiento (CPF) y otras instalaciones, con una inversión comprometida de US$ 426 millones.
En cuanto a exportaciones, se registró un fuerte aumento en el segmento de gas y petróleo, que alcanzó los US$ 40 millones en el segundo trimestre, lo que representa una suba del 53% frente al mismo período del año anterior. Este incremento compensa parcialmente la caída en la demanda local.
El mercado reaccionó inicialmente en forma positiva: el ADR de Pampa Energía en Wall Street subió 6,63% este miércoles, ubicándose en US$ 82,66. Sin embargo, tras la publicación de los resultados, el papel retrocedió 1,40% en operaciones posteriores al cierre. Analistas del Grupo IEB calificaron el trimestre como “en línea con lo esperado”, y atribuyeron parte de la baja contable al impacto de la devaluación.
Otro hito del trimestre fue la reapertura del bono internacional con vencimiento en diciembre de 2034, con una nueva emisión por US$ 340 millones a una tasa de 8%. Los fondos fueron utilizados para el rescate anticipado de la ON 2029 (Clase 3), permitiendo extender vencimientos y consolidar condiciones financieras más favorables.
La compañía destacó que esta colocación obtuvo el spread más bajo sobre la tasa del Tesoro de Estados Unidos en la historia de sus emisiones de deuda, lo que refleja una buena recepción del mercado. Este paso también refuerza la estrategia de financiamiento de mediano y largo plazo impulsada por la firma.
Además, Pampa Energía participa con un 10,2% en el consorcio VMOS, responsable del desarrollo del nuevo oleoducto entre Vaca Muerta y el océano Atlántico, a la altura de Río Negro. El proyecto obtuvo un financiamiento de US$ 2.000 millones y prevé transportar 50.000 barriles diarios, en los que Pampa tiene un contrato en firme, además de capacidad de almacenamiento y despacho.
La compañía reafirmó su orientación hacia inversiones estratégicas vinculadas al desarrollo de Vaca Muerta, tanto en petróleo como en infraestructura. Esta política se enmarca en el contexto del RIGI y busca capitalizar oportunidades de exportación en un escenario energético global en transformación.
Pese a los resultados mixtos, Pampa Energía mantiene un perfil activo en el mercado de capitales y una estrategia de expansión centrada en activos clave del sector energético argentino. La diversificación de su matriz, junto con el foco en eficiencia y nuevas obras, forman parte del esquema de crecimiento proyectado.
Con la vista puesta en 2026, la empresa proyecta consolidar sus operaciones en petróleo, continuar con mejoras en eficiencia operativa e impulsar el desarrollo de infraestructura crítica para el transporte y procesamiento de hidrocarburos. En este camino, la articulación público-privada será clave para potenciar el impacto de los proyectos en marcha.