El objetivo principal de esta medida es optimizar el portfolio de YPF, focalizándose en el desarrollo de áreas de alta rentabilidad como Vaca Muerta. Según explicó la empresa en un comunicado, esta decisión responde a la necesidad de mejorar la asignación de recursos técnicos y económicos, priorizando aquellas áreas que generen un mayor valor para la empresa y sus accionistas.
El plan de racionalización del upstream convencional también apunta a optimizar los costos operativos, desprendiéndose de yacimientos maduros que ya han pasado su pico óptimo de producción y que resultan poco rentables para una empresa de la escala de YPF. En este sentido, se buscará garantizar la continuidad laboral durante el proceso de transición, al tiempo que se espera dinamizar la actividad de la industria petrolera al abrir el juego a nuevas pymes locales para la explotación de estos activos.
El modelo a seguir por YPF encuentra inspiración en la estrategia implementada por Petrobras en Brasil, que transformó al país en un actor destacado a nivel mundial en la industria petrolera. En línea con esta visión, YPF pretende modificar la ecuación de su portfolio, pasando de una distribución actual de 50% en Vaca Muerta y 50% en activos convencionales, a un ambicioso 80% en el shale neuquino y un 20% en yacimientos tradicionales.
Para concretar este rediseño estratégico, YPF baraja diversas opciones, que incluyen la reversión de áreas a las provincias, la venta de activos y acuerdos con pymes locales. Se espera que el proceso se complete antes de que finalice el primer semestre del año, marcando un hito importante en la redefinición del rol de YPF en el mercado energético argentino.
El enfoque en Vaca Muerta se justifica no solo por su alta rentabilidad, sino también por las enormes oportunidades de crecimiento que ofrece. Se estima que el pleno desarrollo de esta formación requerirá la perforación de aproximadamente 10 mil pozos y una inversión total de 140 mil millones de dólares. En este contexto, Horacio Marín visualiza a YPF como la principal petrolera de habla hispana, enfocada en potenciar su negocio más rentable y sostenible a largo plazo.
La decisión de YPF de concentrar sus esfuerzos en Vaca Muerta y deshacerse de áreas maduras marca un punto de inflexión en la industria petrolera argentina. A medida que avanza este proceso de reestructuración, queda por verse cómo impactará en la economía del país y en el futuro energético de la región.
Este rediseño estratégico de YPF refleja una respuesta proactiva a los desafíos cambiantes del mercado energético, así como a las demandas de sostenibilidad y eficiencia. Al concentrarse en Vaca Muerta, la empresa no solo busca maximizar sus beneficios económicos, sino también contribuir al desarrollo de una fuente de energía más limpia y menos costosa. Además, al abrir oportunidades para pymes locales, YPF fomenta la diversificación y la democratización del sector, lo que podría tener un impacto positivo en la economía regional y en la creación de empleo.
Por otro lado, este movimiento estratégico podría fortalecer la posición de YPF como líder en el mercado energético de habla hispana, consolidando su papel como un actor clave en la transición hacia una matriz energética más sostenible. Sin embargo, el éxito de esta iniciativa dependerá en gran medida de la capacidad de la empresa para ejecutar eficazmente su plan de desinversión, así como de su capacidad para gestionar los desafíos operativos y regulatorios asociados con la expansión en Vaca Muerta. En última instancia, el futuro de YPF y su contribución al panorama energético argentino estarán determinados por su capacidad para adaptarse y aprovechar las oportunidades en un entorno en constante evolución.
YPF aprobó el plan para desprenderse de 55 áreas maduras (para optimizar el portfolio de la empresa y focalizarse de lleno en Vaca Muerta)
El directorio de YPF ha dado luz verde a un ambicioso plan que busca redefinir el rumbo de la petrolera estatal argentina. La compañía, liderada por el presidente y CEO Horacio Marín, ha decidido concentrar sus inversiones en uno de sus activos más rentables: Vaca Muerta. Esto implica desprenderse de un paquete de 55 áreas maduras distribuidas en varias provincias del país, cuya revaluación ha llevado a una reducción de 1.800 millones de dólares en su valor contable.