Desde su experiencia, Kreplak sostiene que los vínculos humanos son tan importantes como la infraestructura. “Relaciones es igual a resultados”, afirma, destacando que la capacidad de conectar necesidades con soluciones marca la diferencia en territorios donde las respuestas rara vez son lineales. Esta visión cobra relevancia en un entorno como el de Vaca Muerta, donde la velocidad de crecimiento supera la disponibilidad de recursos estructurales.
El contexto actual de Neuquén, si bien pujante, todavía está lejos del nivel de maduración que se requiere. “Se habla mucho de exportaciones y superávit energético, pero aún faltan inversiones significativas para aprovechar plenamente el potencial de la formación”, explica Kreplak. Si bien la actividad económica es intensa, los desafíos de fondo persisten.
Para el empresario, los principales obstáculos para consolidar el crecimiento son la falta de infraestructura básica y la escasez de capital humano calificado. La región carece de viviendas, escuelas y hospitales suficientes para acompañar el ritmo de expansión. Además, muchos de los trabajadores que llegan buscando oportunidades no cuentan con la formación técnica adecuada para adaptarse a las condiciones de vida y trabajo en el sector energético.
En cuanto a la logística, Kreplak remarca que el problema no se limita al transporte. “La logística abarca desde el acceso a los lugares de trabajo hasta el mantenimiento operativo cotidiano. Hay un desfase entre lo que la industria necesita y lo que la infraestructura ofrece”, afirma. A pesar de los avances en gasoductos y oleoductos, la falta de rutas, caminos adecuados, energía y parques industriales sigue frenando el desarrollo de nuevos proyectos.
Entre las soluciones emergentes, se destacan los emprendimientos habitacionales para trabajadores. En Añelo, por ejemplo, se han desarrollado alojamientos semi-hoteleros que permiten a los empleados reducir los traslados diarios, mejorar su calidad de vida y optimizar costos para las empresas. Esta modalidad de trabajo por turnos —de 15 días en el campo y 7 de descanso— responde a una necesidad concreta y urgente del sector.
Las oportunidades, sin embargo, abundan. Según Kreplak, las empresas energéticas buscan tercerizar todos aquellos servicios que no forman parte de su núcleo operativo, lo que abre espacio para proveedores especializados en distintas áreas. “Las compañías quieren enfocarse en extraer petróleo y gas. Todo lo demás representa una oportunidad para emprendedores atentos y bien preparados”, sostiene.
En ese sentido, la clave está en la capacidad de generar valor a través de la comprensión profunda del problema. “No basta con tener una buena propuesta técnica. Hay que saber escuchar, generar confianza y conectar soluciones con quien las necesita. Esa es la esencia del negocio logístico en Vaca Muerta”, resume Kreplak, quien también valora el aporte de la tecnología como complemento, pero no como sustituto del vínculo humano.
Su recorrido previo en el rubro del retail y el e-commerce fue clave para trasladar aprendizajes útiles a este nuevo entorno. La gestión de flujos operativos, la organización de tiempos y la atención al cliente se convirtieron en herramientas fundamentales para operar con eficiencia en un contexto tan exigente como el energético, donde la precisión y la seguridad son innegociables.
De cara al futuro, Kreplak se muestra optimista. “Vaca Muerta es una oportunidad concreta para Argentina. Puede no avanzar tan rápido como quisiéramos, pero tiene el potencial de consolidar un sector energético robusto, con impacto real en la calidad de vida de las personas”, afirma. Para lograrlo, sostiene, será clave contar con operadores logísticos comprometidos, capacitados y con visión de largo plazo.
A quienes trabajan en logística, les deja un mensaje claro: “Este es un terreno fértil, pero exige profesionalismo, adaptabilidad y compromiso. No es lugar para soluciones rápidas. Es para quienes están dispuestos a construir, paso a paso, una industria con futuro.” Así, el rol silencioso pero crucial de la logística en Vaca Muerta se revela como uno de los pilares sobre los que se puede cimentar el verdadero despegue energético del país.