El estudio forma parte del reporte “Petróleo y gas: América Latina y el Caribe”, en el que Moody’s analizó el impacto de las políticas públicas y el papel de los gobiernos en las estrategias de las principales empresas energéticas. En el caso argentino, la calificadora subrayó que las reformas y desregulaciones implementadas por el gobierno fortalecieron la inversión y la competitividad del sector.
De acuerdo con el informe, la producción de petróleo no convencional creció 19% interanual, mientras que la de gas aumentó 6% durante julio de 2025. Este desempeño permitió reducir importaciones, mejorar el balance energético y avanzar en obras de infraestructura claves como oleoductos, gasoductos y plantas de licuefacción de gas natural (GNL), fundamentales para el futuro exportador del país.
Moody’s remarcó que el crecimiento de la industria energética argentina está acompañado por un proceso de modernización tecnológica y diversificación empresarial. Las compañías YPF (B2 estable), Pluspetrol (B1 estable), Tecpetrol (B1 estable) y Vista Energy (B2 estable) se encuentran entre las más activas en la expansión de la producción, tanto en petróleo como en gas.
El informe indicó que el desempeño crediticio y operativo de estas empresas dependerá de la estabilidad macroeconómica, la evolución del tipo de cambio y la continuidad de las políticas de incentivo a la inversión. La calificadora considera que el avance de obras logísticas y la ampliación de la capacidad de transporte serán determinantes para sostener el crecimiento en el mediano plazo.
Moody’s también valoró la apertura de Argentina hacia el desarrollo del GNL, considerado un paso clave para su integración a los mercados internacionales. La construcción de plantas de licuefacción permitirá agregar valor a la producción de gas y convertir a Vaca Muerta en una fuente de abastecimiento estratégica para América del Sur y potencialmente para Europa y Asia.
El reporte señaló que, a diferencia de otros países de la región, Argentina logró mantener un equilibrio entre el control estatal y la participación privada, lo que permitió sostener el flujo de inversiones en un entorno económico desafiante. Sin embargo, la agencia advirtió que la continuidad de este modelo dependerá de la previsibilidad regulatoria y de la capacidad del Estado para ofrecer condiciones estables.
Entre los principales riesgos identificados, Moody’s mencionó la volatilidad cambiaria, la inflación y los desafíos fiscales, factores que podrían afectar el acceso al financiamiento internacional. Aun así, la calificadora mantuvo una perspectiva estable para las principales operadoras del país, respaldada por el fuerte crecimiento productivo y la consolidación de Vaca Muerta como eje estructural del sistema energético.
El documento destacó que la formación neuquina no solo sostiene el abastecimiento interno, sino que también mejora la posición de Argentina en el comercio energético regional. Con la expansión de los ductos y la mejora en los niveles de exportación, el país comienza a revertir el histórico déficit energético y a generar superávit en su balanza del sector.
En el plano institucional, Moody’s valoró la cooperación entre el gobierno nacional y las provincias productoras, especialmente Neuquén, que mantiene una política activa de atracción de inversiones y desarrollo de infraestructura. Esta coordinación —señaló la agencia— es clave para garantizar la estabilidad del negocio energético.
La calificadora sostuvo además que el nuevo escenario de producción en Vaca Muerta favorece la diversificación de ingresos fiscales y el fortalecimiento de las finanzas públicas. La mayor recaudación derivada de regalías y exportaciones de hidrocarburos ofrece a las provincias una fuente de recursos más estable y previsible.
Por último, Moody’s subrayó que la transformación del sector energético argentino representa una oportunidad única para posicionar al país dentro del mapa global de productores de gas y petróleo no convencional. Con políticas estables, expansión de infraestructura y acceso a financiamiento, Argentina podría consolidarse como un exportador energético relevante en la próxima década.
El informe de Moody’s concluye que la combinación de reformas, inversiones privadas y eficiencia productiva en Vaca Muerta convirtió a Argentina en un caso testigo dentro de América Latina, con capacidad para liderar la transición energética regional y proyectar su influencia más allá del continente.