Rocío Cavallo, analista de abastecimiento en una empresa de energía, sostiene que “cada etapa debe estar perfectamente sincronizada”. Su visión resume el desafío logístico que implica mover aspas de hasta 70 metros, torres de gran tamaño y componentes delicados que deben llegar en tiempo y forma a los parques eólicos distribuidos en distintas provincias.
“El sector está más tranquilo que hace unos años, pero hay señales positivas: el crecimiento de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías aumentará la demanda de energía renovable tanto en Argentina como en el mundo”, explica Cavallo, quien destaca que el país “tiene el recurso, pero necesita estabilidad y decisión política para atraer más inversiones”.
La especialista detalla que abastecer un parque eólico es un proceso complejo, donde un error mínimo —como una firma faltante o un documento incompleto— puede retrasar un embarque una semana o más. “Hay congestión en puertos, transbordos que se postergan y controles aduaneros que suman días al lead time. Por eso, la coordinación entre proveedores, forwarders, despachantes y transporte local es esencial”, señala.
En los proyectos eólicos se utilizan contenedores especiales como los open top, que permiten cargar piezas de gran tamaño. Sin embargo, conseguirlos no es sencillo: “Se necesita un proveedor que entienda el negocio y se anticipe a las necesidades. En este tipo de proyectos, cualquier descoordinación genera costos y retrasos enormes”, explica.
Las cargas provenientes de Asia o Estados Unidos pueden demorar entre 40 y 50 días de viaje marítimo, sin contar el tiempo de descarga y traslado al sitio final. “Bahía Blanca es uno de los puertos más preparados para manejar este tipo de cargas, pero factores como el clima también pueden afectar los plazos”, agrega Cavallo.
Más allá de la presión que implica cada operación, Cavallo asegura que la satisfacción de ver una turbina funcionando compensa todo el esfuerzo. “Detrás de cada proyecto hay meses de planificación, documentación y coordinación. Ver el resultado final hace que todo valga la pena”.
Para la especialista, uno de los desafíos clave está en fortalecer la red de proveedores locales. “Cuando se construye una relación de confianza, el servicio mejora muchísimo. Un proveedor que entiende tu negocio te ayuda a anticiparte a los problemas”, dice, destacando que el aprendizaje y la eficiencia se consolidan con la continuidad de los proyectos.
El impacto de la energía eólica en la vida cotidiana, aunque no siempre visible, es tangible. “Muchas empresas que fabrican los productos que consumimos ya usan energía renovable. Cada vez que vemos un envase que dice ‘producido con energía eólica’, ahí está ese cambio”, afirma.
Con la mirada puesta en el futuro, Cavallo cree que el país tiene un potencial enorme para seguir creciendo en energías limpias. “Si se fomenta más, Argentina puede convertirse en un referente regional. Ojalá sigamos apostando por una matriz energética sustentable, con una logística cada vez más eficiente y profesional”, concluye.