La escasez de ácido sulfúrico y los retrasos en la construcción de nuevas minas son los principales obstáculos que han contribuido al aumento del precio al contado del uranio, que se ha más que duplicado en 2023 y actualmente se cotiza a US$ 97,45 por libra (US$ 175 por kilogramo). Analistas de Bank of América y Berenberg Bank señalan que la tensión continua en el mercado podría llevar los precios a superar los US$ 100 por libra (US$ 220 por kilogramo) en los próximos días.
La reciente COP28 en Dubai evidenció el compromiso global de triplicar la capacidad de producción de energía nuclear para el 2050. En este contexto, Argentina, con su vasta riqueza de uranio mineral, se presenta como un actor clave. Sin embargo, esta oportunidad ha sido desatendida por los dirigentes políticos, que parecen pasar por alto la enorme cantidad de recursos disponibles en varias provincias del país.
Paradójicamente, mientras se reclaman más recursos, empleos y herramientas para combatir la pobreza, se ignora la riqueza de uranio al alcance de la mano. Argentina podría dejar de pagar más de US$ 40 millones cada año a Canadá, convirtiéndose en un proveedor importante en un mundo que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según informes de la Secretaría de Minería de la Nación en 2016 y 2018, se identifican 38.000 toneladas de recursos razonablemente aseguradas e inferidas de uranio en el país. Para poner en perspectiva esta riqueza enterrada, basta con considerar que los tres reactores nucleares argentinos necesitan alrededor de 250 toneladas de uranio al año de esas 38.000. Con reservas y recursos inferidos informados en al menos 4 provincias, Argentina tiene la capacidad de posicionarse como un proveedor clave en el creciente mercado global de uranio. La pregunta ahora es si los líderes políticos reconocerán esta oportunidad y la aprovecharán para impulsar el desarrollo económico y la independencia energética del país.
La magnitud de la reserva de uranio en Argentina no solo resalta la oportunidad económica sino también la posibilidad de fortalecer su posición en la transición hacia fuentes de energía más limpias. La creciente demanda mundial de uranio, impulsada por los compromisos internacionales para expandir la capacidad de producción de energía nuclear, plantea una ventana estratégica para Argentina. No solo podría satisfacer sus necesidades internas de energía, reduciendo la dependencia de fuentes externas, sino que también podría contribuir significativamente a la lucha global contra el cambio climático al suministrar uranio a naciones comprometidas con la transición hacia tecnologías más sostenibles.
Sin embargo, la explotación exitosa de este recurso requiere una acción decidida por parte de los líderes políticos argentinos. La urgente atención a la infraestructura, la simplificación de los procesos burocráticos y la implementación de políticas que fomenten la inversión y la innovación en el sector son esenciales. El uranio no solo representa una oportunidad económica, sino también un paso estratégico hacia la diversificación de la matriz energética y el liderazgo argentino en la carrera hacia un futuro más sostenible.
Uranio, otra oportunidad para Argentina (para capitalizar este mineral radioactivo)
En un escenario mundial donde la demanda de uranio se ha disparado, Argentina se encuentra ante una inmejorable oportunidad. Los fondos de cobertura global están apostando a que los precios del uranio continuarán su ascenso, alcanzando máximos en 15 años, tras la revelación de las dificultades que enfrenta el mayor productor mundial, Kazatomprom de Kazajstán, para cumplir con su producción anunciada en los próximos dos años.