El permiso quedó formalizado a través de la Resolución 353/2025 y está sujeto a una condición determinante: la construcción y operación de un gasoducto de 470 km que conectará Tratayén, en Neuquén, con San Antonio, en Río Negro. La obra está comprometida por un consorcio integrado por PAE, YPF, Golar, Pampa y Harbour Energy.
El certificado de Autorización de Libre Exportación de GNL establece límites específicos para el proyecto. La cantidad máxima diaria autorizada es de 548.900 MMBTU, mientras que la máxima anual asciende a 191.241.750 MMBTU. El total a lo largo de la concesión se fijó en 5.464.050.000 MMBTU.
Los dos buques licuefactores que abastecerán el proyecto —el “Hilli Episeyo”, previsto para 2027, y el “MKII”, que llegará en 2028— estarán en pleno funcionamiento junto con el gasoducto proyectado. Este ducto tendrá 36 pulgadas de diámetro y una capacidad para transportar 28 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d).
La resolución indica que la garantía de estabilidad exportadora, prevista en la Ley 24.076 y el Decreto 1.057/24, dependerá de que la infraestructura esté concluida y operativa. Esto significa que SESA solo podrá acceder a exportaciones continuas y sin interrupciones si cumple con esa condición.
Un informe técnico de la Secretaría de Energía explicó que la red actual carece de capacidad para evacuar los volúmenes comprometidos en el proyecto. En caso de que haya retrasos en la construcción, la empresa deberá gestionar por su cuenta alternativas de transporte mediante capacidad firme o interrumpible ya existente.
La autorización se enmarca en la política de flexibilización de exportaciones de gas impulsada tras la sanción de la Ley 27.742. Esta normativa fomenta la iniciativa privada y actividades asociadas al desarrollo de GNL como una vía para monetizar los recursos de Vaca Muerta.
El proyecto de Southern Energy está además incluido en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Su adhesión fue formalizada por la Resolución 559/2025 del Ministerio de Economía, lo que habilitó a la compañía a ampliar su plan original e incorporar el segundo buque licuefactor junto con el gasoducto específico que abastecerá a ambos.
De acuerdo con la Secretaría de Energía, la cuenca neuquina dispone de volúmenes de gas que superan ampliamente los requeridos del proyecto. Esta situación permite garantizar la viabilidad técnica y operativa de las futuras exportaciones.
La capacidad combinada de los buques será de 6 millones de toneladas anuales de GNL, equivalentes a casi 27 millones de metros cúbicos diarios de gas natural destinados a los mercados externos. La operación estará a cargo de SESA, lo que permitirá aprovechar sinergias en desarrollo y operación.
La inversión inicial estimada supera los US$ 3.200 millones durante la primera fase, comprendida entre 2024 y 2031. En una segunda etapa, que se extenderá de 2032 a 2035, la inversión ascenderá a casi US$ 2.800 millones.
En conjunto, las dos fases contemplan desembolsos por unos US$ 6.000 millones. Sin embargo, a lo largo de los 20 años de vida útil del proyecto, la inversión total prevista supera los US$ 15.000 millones en toda la cadena de valor vinculada.
El desarrollo no solo apunta a expandir la capacidad exportadora de la Argentina, sino también a habilitar nuevas inversiones en Vaca Muerta y generar un mayor nivel de actividad en el upstream, consolidando el rol de la cuenca como motor energético y productivo del país.