El movimiento de Chevron responde a su estrategia global de optimización de activos, que contempla la desinversión en proyectos que, aunque importantes, no forman parte de sus objetivos a largo plazo.
Las arenas bituminosas de Athabasca, si bien representan una fuente considerable de crudo, son costosas y presentan desafíos ambientales, factores que probablemente influyeron en la decisión de la compañía de vender su participación. En el caso de Duvernay, las formaciones de esquisto han sido clave en la producción de hidrocarburos mediante técnicas de fracturación hidráulica, aunque Chevron ha decidido priorizar otros activos con mayor rentabilidad y menor impacto ambiental.
Chevron ha trazado un plan para desinvertir en activos por un valor de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares hasta 2028, lo que le permitirá concentrarse en proyectos estratégicamente más alineados con sus intereses. Uno de estos proyectos es Vaca Muerta, en Argentina, donde la compañía ya ha invertido 500 millones de dólares en el desarrollo del área El Trapial, en la provincia de Neuquén. Vaca Muerta se ha convertido en una alternativa atractiva para Chevron debido a su competitividad en costos operativos, un entorno fiscal favorable y un menor impacto ambiental en comparación con otros activos no convencionales.
La venta de sus activos en Canadá no solo refuerza el reposicionamiento de Chevron hacia proyectos más eficientes, sino que también podría permitir que la compañía redirija parte del capital obtenido hacia regiones como Vaca Muerta, donde espera obtener mayores rendimientos en un contexto más alineado con las demandas de sostenibilidad globales. Este enfoque estratégico subraya el compromiso de Chevron con la transición energética y la optimización de su portafolio para enfrentar los retos de un mercado cada vez más enfocado en la reducción de emisiones y la eficiencia operativa.
Además de las consideraciones financieras, Chevron también está respondiendo a las crecientes presiones regulatorias y de los inversores en torno a la sostenibilidad ambiental. Las arenas bituminosas de Athabasca, aunque son una fuente significativa de petróleo, se enfrentan a críticas por su impacto ambiental debido a las emisiones de carbono y el alto consumo de agua en su extracción y procesamiento. Con esta venta, Chevron no solo se aleja de un activo menos rentable, sino también de uno de los más controvertidos en términos ambientales, lo que refuerza su compromiso con una cartera de energía más limpia y eficiente.
El interés de Chevron en Vaca Muerta refleja su confianza en el potencial de esta formación geológica, que ha sido comparada con los principales yacimientos no convencionales de Estados Unidos. La estabilidad macroeconómica en Argentina, sumada a los incentivos gubernamentales para el desarrollo del sector energético, hace que Vaca Muerta sea una opción atractiva en un momento en que la empresa busca diversificar sus operaciones hacia proyectos con mayor rentabilidad y menor impacto ambiental. Chevron ya cuenta con una presencia sólida en la región, lo que le permite aprovechar las ventajas competitivas que ofrece el mercado argentino.
A largo plazo, Chevron parece estar priorizando activos que le permitan cumplir con sus objetivos de sostenibilidad y rentabilidad. La venta de activos en Canadá y el fortalecimiento de su posición en Vaca Muerta son indicativos de una estrategia de transición hacia operaciones más responsables con el medio ambiente y con un enfoque en la eficiencia operativa. En un contexto global en el que la transición energética está cada vez más en el centro de las decisiones corporativas, Chevron busca mantenerse como un líder en la industria, adaptándose a las nuevas demandas del mercado energético global.
Chevron vende activos en Canadá (y refuerza su apuesta por Vaca Muerta)
Chevron Corporation ha decidido vender una parte significativa de sus activos de petróleo no convencional en Canadá, por un total de 5.922 millones de euros. La transacción, que se completará a finales de 2024, incluye la participación del 20% de Chevron en el Proyecto de Arenas Petrolíferas de Athabasca y su participación del 70% en el esquisto de Duvernay, ubicados en Alberta. Canadian Natural Resources Limited (CNRL), una de las mayores empresas del sector energético canadiense, será la nueva propietaria de estos valiosos activos.