En Argentina, la producción de gas natural, especialmente de áreas gasíferas como Vaca Muerta, abre una nueva ventana de inversión en el sector petroquímico. El informe destaca que el segmento con mayor cantidad de proyectos en desarrollo es el de fertilizantes nitrogenados, con Bahía Blanca como epicentro. Aquí, Profertil planea duplicar su capacidad instalada y Pampa Energía evalúa la construcción de una nueva planta de urea. Asimismo, en Tierra del Fuego, la empresa china Shaanxi Chemical Industry Group estudia la instalación de una planta para la producción de amoníaco, urea y glifosato.
La expansión de las capacidades de separación y fraccionamiento de gas natural también es una prioridad. La compañía Mega tiene en marcha un proyecto de ampliación en su planta de Bahía Blanca, que inicialmente incrementará un 20% la producción de propano, butano y gasolina natural, con miras a un aumento del 50% en los próximos cinco años.
El sector petroquímico argentino representa el 4,2% del PIB y exporta cerca del 19% de las manufacturas de origen industrial. En 2023, se registraron exportaciones por 642 millones de dólares, aunque el valor fue inferior al de la década anterior debido a la caída de precios, a pesar de un aumento en el volumen de productos exportados. El metanol fue el principal producto de exportación, con ingresos de 50 millones de dólares.
Sin embargo, la capacidad local sigue siendo insuficiente para satisfacer la demanda interna, particularmente en el caso de la urea. A pesar de tener una planta de gran tamaño, en 2023 Argentina importó el 40% de su demanda anual, equivalentes a 340 millones de dólares. Esto evidencia la necesidad de seguir invirtiendo y ampliando las capacidades productivas, aprovechando el impulso que el desarrollo de Vaca Muerta puede aportar al sector petroquímico local en los próximos años.
El potencial de Vaca Muerta para dinamizar el sector petroquímico no se limita únicamente a la producción de fertilizantes. También se proyecta un impacto significativo en la cadena de derivados del gas natural, como el etano, propano y butano, esenciales para la fabricación de plásticos y otros productos químicos. Actualmente, la empresa Mega lidera la producción de etano en Argentina, contribuyendo con el 59% del total en 2023, mientras que TGS aportó el 41% restante. Esta expansión no solo busca abastecer el mercado interno sino también aumentar las exportaciones, permitiendo al país reducir el déficit en productos petroquímicos importados.
Otro punto clave es el desarrollo de infraestructura para el transporte y procesamiento de gas natural. Las inversiones previstas en plantas de separación y fraccionamiento buscan mejorar la eficiencia y capacidad de la industria para procesar mayores volúmenes de gas provenientes de Vaca Muerta. Con un incremento proyectado en la producción de líquidos como propano y butano, se espera que estas iniciativas logren captar una mayor parte del mercado local, reduciendo así la dependencia de importaciones. La expansión de Mega en Bahía Blanca es un claro ejemplo de este esfuerzo, apuntando a satisfacer tanto la demanda nacional como las oportunidades de exportación.
En el contexto sudamericano, la industria petroquímica argentina se posiciona como la segunda más relevante, después de Brasil, y con un crecimiento potencial significativo gracias al desarrollo de Vaca Muerta. A medida que se concreten los proyectos en evaluación, Argentina podría convertirse en un actor clave en la producción de fertilizantes y otros derivados del gas natural. El aumento de la capacidad instalada permitiría no solo reducir las importaciones de productos como la urea y el polietileno, sino también generar nuevas oportunidades de exportación, consolidando al país como un jugador estratégico en el mercado petroquímico regional.
Proyectos petroquímicos en Argentina avanzan con impulso de Vaca Muerta
El crecimiento de la explotación de Vaca Muerta ha generado nuevas oportunidades para el sector petroquímico en Argentina, especialmente en la producción de fertilizantes y derivados del gas natural. Según el último informe de la consultora Economía y Energía, dirigida por Nicolás Arceo, el auge del shale gas en Estados Unidos es un modelo de referencia para el desarrollo local. Allí, la revolución del shale provocó una significativa reducción en los precios del gas natural, lo que impulsó inversiones en la industria petroquímica, alcanzando más de 71 mil millones de dólares en proyectos de etileno y sus derivados.