La transacción se anunció a comienzos de 2025 y fue concretada por un monto de 41,4 millones de dólares. El comprador es Oblitus, una firma controlada por Xtellus Partners, grupo financiero con base en Nueva York. El acuerdo incluyó una serie de pasos administrativos, ajustes contractuales y la aprobación de las autoridades chilenas.
Con esta decisión, Enap se desprendió de sus activos productivos y logísticos en territorio argentino, luego de años de actividad en distintas áreas de exploración y explotación de hidrocarburos. No obstante, mantendrá su participación en el Oleoducto Trasandino (OTASA) y en Gasoductos del Pacífico, así como la compra de shale oil proveniente de Vaca Muerta.
La compañía informó que esta operación fue resultado de un análisis integral de distintos factores financieros, con el objetivo de fortalecer su sostenibilidad a largo plazo y concentrar recursos en negocios considerados estratégicos. Entre ellos, se destacan las iniciativas vinculadas a la transición energética y la descarbonización.
Enap remarcó que continuará su relación con Argentina a través de acuerdos comerciales que le permiten importar crudo para sus refinerías en Chile, especialmente desde la formación de Vaca Muerta, uno de los polos de producción no convencional más relevantes de la región.
La venta se enmarca en una política que ya había comenzado a manifestarse en años anteriores, cuando la firma dejó expirar algunas concesiones onshore en el país. Esta desvinculación progresiva culmina ahora con la cesión total de sus activos a manos privadas.
A pesar de la retirada de sus operaciones directas en el país, Enap no abandona el mercado energético argentino. Por el contrario, planea profundizar los lazos comerciales en productos específicos, sobre todo en el intercambio de crudo y gas natural.
La firma considera que el nuevo enfoque contribuirá a reforzar su posición financiera y a alinear sus operaciones con los desafíos del sector energético actual, que incluye una fuerte presión internacional por la sostenibilidad y el desarrollo de fuentes limpias.
Desde la estatal chilena destacaron que la redefinición de su portafolio responde a criterios de rentabilidad, enfoque estratégico y eficiencia operativa, buscando consolidarse como un actor competitivo en el contexto energético global.
En cuanto a su presencia en el transporte de hidrocarburos, Enap continuará operando en infraestructuras clave como el OTASA y el Gasoducto del Pacífico, que representan corredores energéticos vitales entre Argentina y Chile.
Esta operación también abre nuevas oportunidades para el grupo financiero Xtellus Partners, que mediante Oblitus ingresa formalmente al negocio energético argentino con un portafolio consolidado y perspectivas de crecimiento.
Finalmente, la desinversión no implica un retiro de los intereses chilenos en la energía argentina, sino una transformación en la forma de participación, adaptándose a un nuevo escenario en el que la cooperación regional y los negocios sostenibles ganan terreno.