La investigación, que se ha desarrollado a lo largo de varios años, se enfoca en dos especies comunes en la región, los sauces y los álamos. Según un informe conjunto elaborado por el INTA, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, existen en Argentina quince millones de hectáreas no aptas para la agricultura, debido a inundaciones, sequías o altos niveles de salinidad.
Estos terrenos marginales podrían convertirse en una valiosa contribución al creciente mercado de energías alternativas.
Virginia Luquez, junto con su equipo técnico compuesto por Mauro Bartolozzi y Santiago Martínez, ha evaluado la posibilidad de utilizar la biomasa, específicamente álamos y sauces, como fuente de energía renovable. Estas especies, de rápido crecimiento y fácil propagación, se presentan como opciones ideales para su cultivo en condiciones de alto estrés.
Las ventajas de la biomasa como alternativa energética son notables. Además de ser más sostenible que los combustibles fósiles, su combustión emite menos gases de efecto invernadero. La biomasa se considera renovable ya que se produce continuamente a través de la fotosíntesis, y a diferencia de otras fuentes como la energía eólica o solar, está disponible durante todo el año y puede almacenarse. Además, álamos y sauces ofrecen servicios ambientales adicionales, como la fitorremediación y la reducción de la erosión.
A pesar de la disponibilidad de tierras y la creciente demanda de energía a nivel mundial, en Argentina aún no existen plantaciones comerciales dedicadas exclusivamente a la producción de biomasa. La dra. Luquez destaca la necesidad de un impulso estatal para que este desarrollo tenga lugar, señalando que en otros países donde se ha implementado con éxito, ha sido gracias a políticas de reducción de dependencia de combustibles fósiles y subsidios a fuentes renovables.
La investigadora también menciona que algunas plantaciones experimentales en la provincia de Buenos Aires, el delta del Paraná, Mendoza y Neuquén ya han demostrado resultados prometedores. Sin embargo, reconoce desafíos, como el costo del transporte de la biomasa y sus posibles emisiones de dióxido de carbono. Propone combinar la producción de biomasa con servicios ambientales como el tratamiento de efluentes.
El proyecto, detallado en la Revista de la Facultad de Agronomía de la UNLP, busca no solo diversificar la matriz energética del país sino también encontrar nuevas utilidades para vastas extensiones de tierra que actualmente están desaprovechadas en el ámbito agrícola. Aunque se enfrentan a desafíos, los investigadores de la UNLP están entusiasmados con el potencial de los álamos y sauces como una fuente renovable y sostenible de energía en Argentina.
En un contexto donde la urgencia de abordar el cambio climático se hace cada vez más evidente, la investigación de la UNLP destaca la importancia de buscar soluciones sostenibles y eficientes. La biomasa proveniente de álamos y sauces no solo ofrece una alternativa más limpia a los combustibles fósiles, sino que también presenta oportunidades para generar empleo y revitalizar áreas marginales. La colaboración entre científicos, el sector gubernamental y la industria será esencial para superar los desafíos económicos y lograr la implementación de políticas que fomenten el desarrollo de plantaciones comerciales dedicadas a la producción de biomasa en Argentina.
A medida que los investigadores avanzan en la identificación de genotipos resistentes y en la optimización de técnicas de cultivo, el proyecto de la UNLP destaca la necesidad de una visión a largo plazo y el compromiso continuo con la investigación y el desarrollo en el campo de las energías renovables. La posibilidad de transformar tierras no aptas para la agricultura en fuentes activas de energía sostenible no solo alinea a Argentina con las tendencias globales, sino que también contribuye al esfuerzo colectivo de construir un futuro más verde y equitativo.