El plan “Argentina LNG” prevé una primera fase de 12 millones de toneladas anuales (MTPA) con dos unidades flotantes de licuefacción de 6 MTPA cada una. Marín remarcó que aspira a llevarlo a 18 MTPA con un tercer socio: “Voy a dejar la vida para llegar a 18. Seguimos trabajando con Shell; si no, será otra compañía”.
Según el ejecutivo, con ENI ya existe un “technical FID” y Adnoc se suma a ese mismo esquema para acelerar tiempos. “La velocidad que le estamos imponiendo no es la normal: ya tenemos barcos, estamos en negociaciones directas y vamos muy rápido”, afirmó.
En paralelo, señaló los pasos pendientes para viabilizar el complejo exportador: adhesión al RIGI antes de fin de año, una ley específica en Río Negro para LNG y la tramitación de permisos y servidumbres necesarios. “Estamos muy adelantados y con muy buena relación con el gobierno de Neuquén y los gobernadores”, indicó.
Desde ENI, su COO, Guido Brusco, destacó que el proyecto será el mayor FLNG de la historia de la compañía y que la ventana de oportunidad combina activos de clase mundial en Vaca Muerta con un marco proinversión: “RIGI es un gran habilitador: los inversores buscan estabilidad financiera y legal; con eso y un recurso comparable —si no mejor— que los mejores bloques del Permian, el entorno es óptimo”.
Marín insistió en que la lógica de un desarrollo a 20 años trasciende el humor financiero coyuntural, aunque admitió que la baja del riesgo país “ayuda” al fondeo. “En 2045 este proyecto exportará US$ 10.000 millones por año. Las decisiones no pueden depender de si un día el dólar sube 30 pesos”, planteó.
Sobre la performance de YPF, sostuvo que 2025 fue un “año sucio” por efectos contables e indemnizaciones de la salida de campos maduros, pero que los fundamentos operativos mejoraron de forma “fenomenal”: “Con un precio promedio del crudo US$ 8,2 por barril menor, el Ebitda del trimestre fue igual al anterior. Solo por eficiencias y el mix hacia shale, la mejora anualizada es de unos US$ 1.300 millones”.
Anticipó que en 2026 el balance será “limpio”, con más producción, más rentabilidad y mejor flujo de caja. Sobre dividendos, apuntó a 2028 “según precio” y reiteró la estrategia: concentrar capital en no convencional y desprenderse del convencional sin destruir valor. “Vamos a tratar de salir de todas las áreas convencionales para ser una compañía puramente no convencional”, dijo.
Para cerrar brechas de costos frente a cuencas de EE. UU., YPF cambiará su modelo de compras de servicios: más volumen por proveedor y competencia directa por escala. “Rompimos la idea de particionar en muchos. Con la escala de YPF vamos a bajar costos unitarios”, afirmó. También anunció un equipo dedicado full time a la logística de arena, el principal cuello de botella de la cadena.
El ejecutivo defendió además la inversión en un tren de pasajeros para Vaca Muerta, financiable con organismos internacionales, por productividad y seguridad: “Solo YPF gasta unos US$ 50 millones al año en combis; la industria, US$ 100-120 millones. Ese tren se paga solo y deja un servicio para la sociedad”.
Marín resumió el espíritu interno con una metáfora de gestión: “Baños limpios significan pozos buenos”. A su juicio, la mejora cultural ya se tradujo en resultados: “La refinería La Plata pasó del cuartil 4 al 1 a nivel mundial. Estamos orgullosos de lo que está haciendo YPF y del nivel de energía del equipo para cumplir el objetivo país”.