El encuentro, realizado este jueves en Buenos Aires, puso en foco el vínculo bilateral entre Alemania y Argentina como motor de cooperación para la innovación, la transferencia tecnológica y las inversiones en energías limpias.
La apertura estuvo a cargo de Peter Neven, ministro de la Embajada de Alemania, y Gunther Neubert, vicepresidente ejecutivo de la AHK Argentina. También participaron Laura Souilla, directora de GME Global, y los especialistas Santiago Enríquez y Annika Klump, integrantes del comité de Energía e Hidrógeno de la cámara.
Durante su exposición, Enríquez destacó la cooperación de larga data entre ambos países: “Alemania sigue confiando en Argentina como un gran jugador en el tema del hidrógeno”. Mencionó el programa internacional H2Uppp, que permitió financiar actividades de investigación y proyectos como Gaucho, una iniciativa con capital austríaco en Santa Cruz que recibe fondos de la cooperación alemana.
Sin embargo, el experto advirtió que la falta de definiciones legislativas y financieras en Argentina amenaza con frenar el avance del sector. “Necesitamos una ley de hidrógeno, necesitamos fondos y promoción del Gobierno. Brasil y Chile ya están avanzando y nosotros no podemos quedarnos atrás”, alertó.
El panel central, titulado “Trayectorias de las empresas alemanas en el impulso del mercado del hidrógeno y las energías del futuro”, reunió a representantes de Siemens Argentina, Siemens Energy, Wilo Argentina y Dosbio GmbH, moderados por Florencia Guglielmetti. Allí se analizaron los avances del hidrógeno y los desafíos para desarrollar una cadena de valor local competitiva.
Los ejecutivos coincidieron en que Vaca Muerta desempeña un rol clave como combustible de transición, al garantizar una provisión segura de gas natural durante el proceso hacia una matriz más limpia. “Argentina tiene un combustible de transición con las reservas de Vaca Muerta, para muchísimos años de provisión. Es el combustible que necesitamos para esta evolución”, sostuvo Fernando Monteverde, de Siemens Energy.
En la misma línea, el CEO de Siemens Argentina, Eduardo Gorchs, subrayó la ventaja comparativa del país: “Tenemos sol, viento, gas, todo. Lo que falta es institucionalidad e infraestructura para sacar ese potencial”.
Por su parte, Gustavo Morvillo, de Wilo Argentina, destacó que el país posee un conocimiento técnico de alto valor agregado en materia energética. “Podemos desarrollar pequeñas plantas modulares para abastecer universidades, hospitales o centros de datos sin grandes redes de transmisión. El potencial es enorme”, afirmó.
En cuanto a la mirada internacional, Juan Khouri, representante de Dosbio GmbH, planteó una crítica al rezago argentino en materia de transición energética, aunque subrayó las oportunidades abiertas en biogás y biometano, donde el país puede avanzar con menor inversión inicial.
Khouri explicó que la industria avícola de Entre Ríos podría generar un volumen de bio GNL similar al del yacimiento Manantiales Behr en Chubut, lo que representa un potencial bioenergético inédito. Además, precisó que si se suma el potencial bioenergético de Entre Ríos y Santa Fe, se configuraría una cuenca gasífera capaz de igualar —e incluso superar— la producción de gas de Chubut y Santa Cruz.
“El biometano tiene marco regulatorio, capacidad instalada y acompañamiento institucional. Es una oportunidad real para escalar producción energética con base en la economía circular”, destacó.
Los expositores coincidieron en que el gas y el hidrógeno convivirán en la matriz energética durante las próximas décadas, y que Argentina puede convertirse en proveedor de ambos recursos si logra combinar sus ventajas naturales con políticas claras y previsibles.
“El desafío no es solo producir energía, sino crear mercados, infraestructura y marcos regulatorios que den confianza a los inversores”, resumió Monteverde.
El Foro de Hidrógeno de la AHK Argentina cerró con un mensaje común: la transición energética es también una oportunidad industrial y tecnológica, y el país debe acelerar su paso para no quedar relegado frente a los avances de sus vecinos.
Con el respaldo de Alemania y el potencial de Vaca Muerta como pilar del cambio energético, Argentina puede transformarse en un actor relevante de la nueva economía del hidrógeno, combinando recursos naturales, conocimiento técnico y cooperación internacional.