El resultado representa una mejora de US$ 1.656 millones respecto del mismo período de 2024, cuando el saldo positivo había sido de US$ 3.712 millones. Este desempeño se explica por el fuerte incremento de las exportaciones y la reducción de las importaciones de energía, consolidando al sector como uno de los principales generadores de divisas del país.
Durante los primeros nueve meses del año, las exportaciones energéticas totalizaron US$ 8.131 millones, superando los US$ 7.187 millones del año anterior. El crecimiento se apoyó en las ventas de petróleo crudo, que aumentaron 21% interanual, impulsadas por la expansión productiva de la cuenca neuquina.
El incremento se dio pese a la baja del precio internacional: el valor promedio del barril argentino cayó 13%, reduciendo los márgenes de rentabilidad. Sin embargo, el efecto fue compensado por un salto del 41% en los volúmenes exportados, que consolidó la capacidad exportadora del país.
En cuanto a los destinos, Estados Unidos se consolidó como principal comprador del crudo argentino. Entre enero y mayo, las importaciones estadounidenses alcanzaron US$ 1.039 millones, reflejando una creciente dependencia del suministro proveniente de la Argentina.
Chile se ubicó en segundo lugar, con compras por US$ 748 millones, canalizadas a través del Oleoducto Trasandino (OTASA), que une la provincia de Neuquén con el país vecino.
La alta disponibilidad exportable responde a la brecha entre la producción local y la capacidad de refinación doméstica. En mayo, la producción nacional superó los 754.000 barriles diarios, lo que generó un excedente de aproximadamente 230.000 barriles por día destinados al mercado externo.
En paralelo, el gasto en importaciones energéticas se redujo de US$ 3.475 millones en 2024 a US$ 2.763 millones en 2025, una baja que refuerza el superávit del sector. Las compras de gasoil cayeron 25%, y las de GNL un 6%, evidenciando el impacto positivo del incremento en la producción local de gas.
De esta manera, el saldo energético positivo se convirtió en el principal componente del superávit comercial total de la Argentina, que alcanzó US$ 6.030 millones en los primeros nueve meses del año.
Las proyecciones indican que el dinamismo continuará en 2026. Un informe de la Fundación Contactos Petroleros, dirigida por Luciano Fucello, anticipa un aumento del 22% en las fracturas hidráulicas, con más de 28.000 etapas previstas, lo que marcaría un nuevo récord operativo para el desarrollo del shale argentino.
Según el estudio, hasta septiembre de 2025 se habían realizado 18.000 fracturas, lo que anticipa el cumplimiento de las metas anuales. La YPF, con 13.600 etapas de fractura proyectadas para 2026, seguirá liderando la actividad con el 48,5% del total.
Con una balanza energética sólida, un nivel de exportaciones sostenido y nuevos récords en el horizonte, Vaca Muerta reafirma su papel como motor estratégico de la economía nacional y pieza central de la política energética argentina.

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