Durante abril, la balanza comercial energética del país cerró con un superávit de 573 millones de dólares. Esta cifra se suma a un acumulado de 2.684 millones de dólares en los primeros cuatro meses del año, lo que representa una notable mejora en relación con períodos anteriores y destaca el impacto directo del auge productivo de Vaca Muerta.
En el mismo mes, las exportaciones de combustibles y energía alcanzaron los 851 millones de dólares, mientras que las importaciones sumaron 278 millones. Este diferencial evidencia el creciente aporte del sector energético al ingreso de divisas, un factor clave para la economía argentina.
La producción de petróleo en Vaca Muerta fue una de las principales protagonistas de este desempeño. La formación alcanzó los 442.200 barriles diarios, marcando un incremento interanual del 21,7%, una de las subas más significativas de los últimos años.
En lo que respecta al gas natural, la producción en Vaca Muerta también mostró una suba relevante, alcanzando los 69,3 millones de metros cúbicos por día. Este volumen representa un crecimiento del 7,3% en comparación con abril del año pasado.
El comportamiento del conjunto del sistema energético argentino también evidenció mejoras. En abril, la producción total de petróleo a nivel nacional fue de 739.700 barriles diarios, mientras que la producción de gas natural alcanzó los 136,7 millones de metros cúbicos diarios.
Estos indicadores reflejan el dinamismo sostenido de Vaca Muerta, una formación que sigue consolidándose como motor del sector energético nacional. Su capacidad de generar volúmenes crecientes de petróleo y gas impacta directamente en la matriz energética y en la economía del país.
Además del impacto en la balanza comercial, el crecimiento en Vaca Muerta fortalece la seguridad energética nacional. La menor necesidad de importaciones permite al país ahorrar divisas y aumentar sus reservas internacionales.
La expansión productiva también genera efectos positivos en otras áreas económicas. El desarrollo de infraestructura, la generación de empleo y la inversión en tecnologías vinculadas al sector son algunos de los beneficios derivados del auge de Vaca Muerta.
La formación no convencional continúa ampliando su capacidad operativa, con nuevos proyectos y perforaciones que apuntan a sostener el crecimiento en el mediano y largo plazo. Las empresas que operan en la zona incrementan su compromiso con la eficiencia y la sustentabilidad.
En este contexto, Vaca Muerta se reafirma como una herramienta estratégica para el desarrollo del país. Su potencial, ya probado, ofrece una oportunidad concreta para avanzar en la transición energética con una base sólida de recursos propios.
Las proyecciones del sector anticipan un 2025 con nuevos récords de producción, que podrían traducirse en mayores exportaciones y una balanza comercial aún más favorable. Esto permitirá no solo fortalecer la macroeconomía, sino también potenciar el desarrollo regional en las provincias productoras.
Finalmente, el desempeño de abril muestra que el camino de crecimiento trazado por Vaca Muerta continúa firme. Con inversiones, tecnología y planificación, el yacimiento no convencional sigue siendo uno de los principales activos estratégicos de la Argentina.
Vaca Muerta impulsa la balanza comercial energética con récords de producción
Vaca Muerta volvió a demostrar en abril su papel central en el desarrollo energético argentino, al alcanzar cifras récord en la producción de hidrocarburos. Este crecimiento sostenido no solo refuerza la capacidad del país para autoabastecerse, sino que también consolida su perfil como exportador neto de energía.
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