Según explicó el titular de la empresa, uno de los principales cambios respecto al pasado es el viraje hacia una cultura centrada en la eficiencia financiera. “La compañía que teníamos no priorizaba la rentabilidad. Ahora estamos en un proceso para convertirnos en una de las petroleras más grandes del mundo”, expresó Marín, y remarcó con contundencia: “Nuestro objetivo es ganar plata minuto a minuto”.
El proyecto estratégico contempla la consolidación de YPF como una empresa “100% shale”, es decir, enfocada exclusivamente en la explotación no convencional de Vaca Muerta, dejando atrás las áreas convencionales que resultan de baja rentabilidad. Para ello, se está impulsando la transferencia de estos activos a terceros interesados.
Entre las mejoras operativas ya implementadas, Marín destacó la notable reducción en los tiempos de perforación de pozos, que pasaron de demorar un año a completarse en apenas 170 días. Este avance es producto de la incorporación de nuevas tecnologías y una gestión más rigurosa de los recursos.
En el ámbito del downstream, también se reportaron avances significativos. Según el presidente de YPF, la refinería de La Plata logró una reducción de costos superior a los 400 millones de dólares, lo que representa un importante ahorro para las finanzas de la empresa. Además, destacó la evolución del proyecto de gas natural licuado (GNL), una iniciativa que, según sus palabras, marca un salto cualitativo para la Argentina.
Marín señaló que el desarrollo de GNL no tenía antecedentes concretos en el país y subrayó el protagonismo de YPF en su implementación. “En la Argentina no había LNG, no había nada concreto. YPF fue llamada y logró que fuera más grande a escala”, aseguró, en referencia al impacto que este proyecto podría tener en la matriz energética nacional.
En relación con el mercado interno de combustibles, el directivo hizo hincapié en la necesidad de repensar los esquemas de consumo y distribución. Utilizó como ejemplo el bajo consumo de nafta durante la madrugada: “A las 3 AM el consumo es bajo, eso no se puede seguir haciendo”, señaló, llamando a una mayor racionalidad en la logística del sector.
También se refirió a los biocombustibles y reclamó reglas claras para todos los actores de la industria. Marín pidió un marco regulatorio equilibrado que permita la participación armónica de petroleras, automotrices y productores agroindustriales, evitando que se impongan intereses sectoriales en la legislación sobre bioetanol y biodiésel.
El ejecutivo vinculó directamente los avances de la compañía con el respaldo del Gobierno nacional. “Esto también se ha logrado gracias al presidente Javier Milei. Si no tenés un país lógico, no vendés gas”, afirmó Marín, remarcando la importancia del entorno macroeconómico y regulatorio para atraer inversiones y desarrollar infraestructura.
Mirando hacia 2030, el plan de YPF prevé una producción diaria de 2,08 millones de barriles equivalentes de petróleo, con 1600 pozos activos en Vaca Muerta y una inversión de magnitud similar a la de los grandes jugadores globales del sector. “La inversión en Neuquén será equivalente a la de los supermajors. Esto es otra compañía y otro país”, enfatizó.
La actual estrategia corporativa se centra en el crecimiento sostenido, dejando en segundo plano la distribución de dividendos. Marín explicó que la lógica de negocios apunta a la escalabilidad y a una operación con visión industrial, tomando como modelo a firmas globales de alta eficiencia como Toyota o Walmart.
Finalmente, el presidente de YPF fue categórico al describir el nuevo rumbo de la empresa: “Vamos a ser una compañía de crecimiento, no de dividendos. Vamos a ser una compañía imbatible”, sentenció, dejando en claro que el futuro de YPF estará marcado por la competitividad, la eficiencia y una fuerte presencia en Vaca Muerta.
YPF apuesta por la rentabilidad y el shale con una transformación profunda en Vaca Muerta
El presidente de YPF, Horacio Marín, presentó los lineamientos estratégicos que está llevando adelante al frente de la petrolera estatal, con el foco puesto en convertirla en una empresa altamente rentable, orientada exclusivamente al desarrollo del shale y con estándares operativos internacionales. Durante su exposición en el Congreso Maizar 2025, Marín detalló el plan de reconversión denominado “4x4”, cuyo objetivo central es cuadruplicar el valor de la compañía en un plazo de cuatro años.
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