Actualmente, las energías renovables representan el 16% de la generación eléctrica del país, aunque se espera que para fin de este año alcancen el 20%, impulsadas por una nueva ley que fortalece su participación. Este crecimiento se enmarca en un contexto global en el que la transición energética se presenta como una condición indispensable para la competitividad económica y el cumplimiento de compromisos ambientales.
En los últimos nueve años, el país habría ahorrado cerca de US$ 10.000 millones en sustitución de importaciones de combustibles fósiles, según estimaciones del sector. Este dato confirma la importancia de consolidar la apuesta por fuentes limpias, no solo como una estrategia ambiental sino también económica, al reducir la dependencia energética y mejorar la balanza comercial.
La Cámara Eólica Argentina (CEA) proyecta que en 2025 y 2026 se canalizarán inversiones equivalentes a US$ 4.500 millones en nuevas tecnologías, entre ellas energía eólica, solar, biomasa, hidrógeno y sistemas de almacenamiento. La entidad, que concentra alrededor del 81% de la generación eólica nacional, remarca que el desafío no es solo técnico o financiero, sino también de coordinación entre operadores, desarrolladores, fabricantes y organismos públicos.
El desarrollo de renovables ya genera un fuerte impacto en la economía argentina. Además de la creación de empleos y la incorporación de tecnología, estas inversiones permiten a los sectores exportadores cumplir con exigencias ambientales de los mercados más avanzados, que demandan productos con menor huella de carbono. En este sentido, la energía renovable se perfila como un factor estratégico para sostener la competitividad del país en el comercio internacional.
En el presente, la energía eólica ocupa el primer lugar en participación dentro de la matriz de renovables. Su crecimiento ha sido posible gracias a un potencial natural privilegiado, especialmente en la Patagonia, y a un marco regulatorio que en los últimos años permitió atraer capitales y consolidar proyectos a gran escala.
Entre las iniciativas destacadas figura el Parque Solar San Juan Sur, desarrollado por Genneia, con una inversión de US$ 110 millones. Este emprendimiento generará 130 megavatios y abastecerá de electricidad a las minas de la región, evitando la emisión de más de 160.000 toneladas de monóxido de carbono anuales.
En Corrientes, el Grupo InSud invirtió más de US$ 200 millones en dos plantas de biomasa forestal que aprovechan residuos y subproductos de otras actividades. Estos proyectos no solo diversifican la matriz, sino que promueven un modelo circular con alto impacto ambiental positivo.
La petrolera YPF Luz, por su parte, proyecta nuevas inversiones en Mendoza, Buenos Aires y Córdoba, con planes que abarcan tanto parques solares como eólicos. Estos desarrollos se suman a su portfolio de proyectos en operación, consolidando su posición como uno de los actores centrales de la transición energética argentina.
La visión de la industria es que, sin energías limpias, la Argentina quedaría rezagada frente a las demandas de sostenibilidad que ya condicionan el acceso a los mercados más desarrollados. De allí que se busque no solo acelerar inversiones, sino también asegurar un marco estable que brinde previsibilidad a largo plazo.
El desafío es mayúsculo: consolidar una matriz energética más limpia sin descuidar el abastecimiento interno y garantizando precios competitivos. Para ello, el diálogo entre el sector privado y el Estado se vuelve indispensable en la planificación de infraestructura, incentivos y políticas de financiamiento.
A medida que crecen los proyectos y se amplía la participación de renovables en la matriz, la Argentina avanza en la construcción de un futuro energético más sustentable. “Cosechar viento y concentrar trillones de fotones”, como define el sector, ya no es una utopía, sino una realidad en marcha que empieza a transformar la vida productiva del país.
Con pasos firmes, la transición energética avanza en territorio argentino, posicionando al país como un actor con capacidad de generar energía renovable competitiva en un escenario global que exige cada vez más compromisos ambientales y soluciones innovadoras.
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