La compañía, fundada por los ex YPF Diego Trabucco y Javier Basso, opera en la Cuenca Neuquina y la Cuenca Cuyana, con activos convencionales y dos bloques estratégicos en Vaca Muerta, donde proyectaba profundizar el desarrollo de hidrocarburos no convencionales durante 2025.
Para apuntalar esa expansión, el mes pasado lanzó una emisión de Obligaciones Negociables destinada a captar US$ 250 millones, pero la tasa superior al 12 % anual exigida por los inversores volvió inviable la operación, muy por encima del 10 % que esperaba la firma.
La cancelación de la colocación precipitó su situación de default y provocó una rebaja en la calificación crediticia por parte de agencias como Fitch Ratings, al tiempo que cerró transitoriamente la puerta a nuevas fuentes de financiamiento.
En una nota remitida a la Comisión Nacional de Valores el martes 17 de junio, Aconcagua detalló que afronta vencimientos por más de USD 30 millones en los próximos meses y describió el plan con el que pretende ordenar su pasivo y recuperar solvencia.
Entre las causas del estrés financiero, la empresa mencionó la volatilidad del precio internacional del petróleo, el incremento sostenido de costos operativos en pesos —sobre todo los salariales— y la necesidad de invertir para sostener su nivel de producción.
El directorio aprobó una reestructuración que persigue optimizar la estructura de capital, extender los plazos de vencimiento y preservar el valor económico del negocio, garantizando un tratamiento equitativo para accionistas, acreedores, proveedores y empleados.
Como primera medida, decidió diferir el pago de los intereses correspondientes a la ON Clase VII, cuyo vencimiento caía el mismo 17 de junio, para evitar desequilibrios entre acreedores y facilitar la negociación de un acuerdo global.
La compañía contrató a la consultora VALO Columbus y a la norteamericana Tavaroni, Rovelli, Salim Miami como asesores financieros especializados en reestructuración, con el mandato de analizar la estructura actual de deuda y proponer alternativas de repago.
En paralelo, abrió conversaciones con sus principales stakeholders para acordar un período de espera o standstill que le otorgue estabilidad mientras avanza la negociación y evalúa mecanismos de fortalecimiento patrimonial.
La petrolera prevé culminar estas gestiones en las próximas semanas, sujeto al ritmo de las conversaciones y a la valoración de las opciones que permitan inyectar capital fresco o canjear pasivos por instrumentos de más largo plazo.
Mientras tanto, priorizará el mantenimiento de las operaciones, el cumplimiento de las obligaciones con su personal y la preservación de los activos estratégicos en Mendoza, Río Negro y Neuquén, incluido el desarrollo en Vaca Muerta.
Finalmente, la dirección informó que mantendrá un diálogo fluido con las autoridades regulatorias, sindicatos, cámaras empresariales y proveedores, a fin de garantizar la continuidad operativa y sostener las cadenas de suministro mientras define el nuevo esquema financiero.