Atucha II, ubicada en la localidad bonaerense de Lima, aporta 745 megavatios brutos al Sistema Argentino de Interconexión (SADI), una contribución relevante en un contexto de bajas temperaturas y alta demanda energética, propio del inicio del invierno.
Desde Cammesa, la compañía responsable del despacho de energía en el país, afirmaron que si bien la salida de Atucha II no generará un déficit energético inmediato, sí impactará en los costos. “El sistema tiene margen. Impacta principalmente en un mayor costo de reemplazo de esa generación con otra más cara, principalmente líquidos”, señalaron.
La decisión de Nucleoeléctrica de detener la planta responde a dos intervenciones técnicas puntuales. La primera se vincula a un inconveniente en el sellado de elementos combustibles en el reactor. “Hay una posición del reactor en la que realizaron un cambio de elementos combustibles y pasó que no sella como corresponde”, explicó una fuente interna.
El segundo problema identificado tiene que ver con vibraciones detectadas en el motor de una de las bombas principales de la planta. La solución implicará desmontar el motor afectado y realizar pruebas de vacío para garantizar su correcto funcionamiento.
Actualmente, Nucleoeléctrica opera tres centrales nucleares en el país: Atucha I, Atucha II y Embalse. Entre las tres suman una potencia instalada bruta de 1763 megavatios. Sin embargo, Atucha I se encuentra fuera de servicio hasta 2027 como parte de su proyecto de extensión de vida útil, mientras que Embalse está operando al 100% de su capacidad.
La última parada programada en Atucha II tuvo lugar en el segundo semestre de 2024 y se extendió por más de once semanas. Durante ese lapso se realizaron tareas de mantenimiento preventivo y correctivo, muchas de ellas exigidas por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN).
Entre las tareas desarrolladas en aquella oportunidad se incluyó el reemplazo de cuatro tubos guía de sondas de medición y la inspección de soldaduras en los tres separadores del tanque del moderador, estructuras clave dentro del sistema del reactor.
Estas inspecciones estuvieron relacionadas con un incidente registrado en 2023, cuando uno de los separadores del reactor se partió y se desprendió. La solución implicó una compleja operación en la que se diseñaron brazos mecánicos especiales para cortar la pieza suelta y retirarla con seguridad del fondo del reactor.
Además, durante esa intervención se reforzaron las uniones de los separadores restantes mediante nuevos puntos de soldadura. Todas estas tareas fueron aprobadas por la ARN, lo que permitió el regreso seguro a la operación.
La actual parada, aunque más breve, vuelve a poner a prueba la capacidad del sistema energético nacional para mantener el equilibrio ante contingencias. También refleja la complejidad del mantenimiento de instalaciones nucleares y la necesidad de garantizar su funcionamiento dentro de los más altos estándares de seguridad.
En los próximos días, la atención estará puesta en la evolución de las tareas técnicas dentro de Atucha II y en cómo CAMMESA maneja el despacho de energía más costosa sin trasladar mayores costos al sistema ni a los usuarios.
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