Según datos del banco BBVA, el territorio argentino posee potencial eólico en cerca del 70% de su superficie, con velocidades medias de viento superiores a 6 m/s y factores de capacidad que figuran entre los más altos del mundo. Este recurso natural, especialmente presente en la Patagonia y la región pampeana, es clave para transformar el modelo energético, en línea con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de la ONU.
Informes de CAMMESA, la administradora del mercado eléctrico mayorista, indican que en septiembre de 2024 la energía eólica aportó 1.128 GWh al sistema, representando el 70% del total de generación renovable. En julio, este aporte fue de 1.359 MW, mientras que el acumulado de generación renovable en los primeros seis meses de 2025 alcanzó los 12.440 GWh, un 17% más que en el mismo período de 2024.
El liderazgo del segmento eólico lo ostenta Genneia, que opera ocho parques eólicos y tres solares. En mayo, la compañía inauguró su octavo parque, La Elbita, con una potencia de 162 MW y una inversión de US$ 240 millones. En total, Genneia superó los 1.000 MW de capacidad instalada, consolidándose como la empresa de mayor presencia en el sector.
Le siguen Pampa Energía, con seis parques eólicos en funcionamiento y dos nuevos proyectos en carpeta que sumarían más de 200 MW, y YPF Luz, que gestiona cinco parques eólicos distribuidos en distintas provincias. Entre los nuevos desarrollos también se destaca el parque de YPF Luz en General Lavalle, con una potencia de 155 MW y una inversión de US$ 260 millones.
La expansión continúa con otros proyectos como el parque Arauco III en La Rioja, que sumó 28 aerogeneradores y alcanzó una capacidad de 250 MW tras una inversión de US$ 145 millones. También se destacan las iniciativas de AES con Vientos Bonaerenses (102,4 MW) y Tenaris con La Rinconada (94,5 MW), con inversiones de US$ 150 millones y US$ 200 millones respectivamente.
Desde la Secretaría de Energía se proyecta que para 2030 las fuentes renovables aportarán el 21% de los más de 160 TWh de generación eléctrica estimados, con la eólica cubriendo el 68% de ese volumen, equivalente a 22.905 GWh por año. Esto significaría más que duplicar el aporte registrado en 2020, cuando se generaron 9.352 GWh.
No obstante, expertos advierten sobre desafíos pendientes, entre ellos, la necesidad de contar con políticas públicas estables, marcos regulatorios claros y financiamiento accesible. Según Vestas, líder global en energía eólica, es fundamental incentivar la inversión privada y fomentar asociaciones público-privadas para desarrollar infraestructura.
Otro aspecto crítico es la infraestructura de transmisión. Informes sectoriales señalan que la falta de redes adecuadas ha sido históricamente un obstáculo para la expansión de parques eólicos, especialmente en zonas con alto potencial como la Patagonia. La modernización de las redes eléctricas es una condición indispensable para integrar estos desarrollos al sistema nacional.
La Cámara Eólica Argentina (CEA) sostiene que el país tiene uno de los mayores potenciales eólicos del mundo, con factores de capacidad que superan el 50% en regiones clave. En 2024, la generación eólica representó el 16,09% de la electricidad nacional, evitando la emisión de más de 10 millones de toneladas de CO₂, según cifras del sector.
El informe de la CEA también destaca a las provincias de Buenos Aires y Chubut como líderes en capacidad instalada, lo que refleja una estrategia orientada a aprovechar el viento como recurso energético estratégico. En conjunto, estas jurisdicciones consolidan el impulso de la llamada “revolución eólica” que atraviesa a la Argentina.
A nivel regional, el país ocupa el cuarto lugar en capacidad instalada de energías renovables, con 4,7 GW provenientes de fuentes eólicas y solares. En el ranking liderado por Brasil (27 GW), seguido por México (20 GW) y Chile (10 GW), la Argentina se posiciona como un actor relevante en el desarrollo de tecnologías limpias.
En definitiva, la expansión de la energía eólica en el país continúa siendo un motor clave en el proceso de transición energética. Con inversiones millonarias, nuevos proyectos en curso y un recurso natural privilegiado, la Argentina se encamina a cumplir sus metas de descarbonización, aunque aún enfrenta retos estructurales que requieren políticas sostenidas y una visión estratégica de largo plazo.
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