Según trascendió, las conversaciones entre ambas empresas se encuentran en una etapa preliminar. Shell trabaja con asesores financieros y legales para analizar distintos escenarios posibles. No obstante, aún no se ha tomado una decisión definitiva sobre avanzar con una oferta formal.
Las fuentes consultadas señalaron que Shell está atenta a la evolución del precio del crudo y al desempeño bursátil de BP antes de definir un paso concreto. En el último año, las acciones de BP cayeron casi un 33%, presionadas por la baja del petróleo y por los resultados poco concluyentes de su proceso de reestructuración interna.
A pesar de evaluar la compra de BP, Shell también considera otras alternativas estratégicas. Entre ellas, se menciona la recompra de acciones propias y la adquisición de activos más pequeños. “Estamos muy centrados en capturar el valor de Shell mediante nuestro enfoque en el rendimiento, la disciplina y la simplificación”, sostuvo un vocero de la empresa.
Desde BP, en tanto, evitaron hacer comentarios respecto a la posibilidad de ser adquiridos por su histórica competidora. Ambas compañías mantienen una larga trayectoria en la industria, y en el pasado compartieron un tamaño y alcance similares en el mercado internacional.
Una eventual compra de BP por parte de Shell marcaría una reconfiguración significativa del mapa energético global. A pesar de sus raíces compartidas en el Reino Unido, en los últimos años ambas firmas adoptaron estrategias muy distintas. Mientras Shell apostó por el gas natural y los retornos a los accionistas, BP enfrentó mayores dificultades para redefinir su rumbo energético.
El valor bursátil de Shell es actualmente más del doble que el de BP. La primera alcanza una capitalización de aproximadamente 149.000 millones de libras (197.000 millones de dólares), mientras que BP ronda los 56.000 millones de libras. Esta diferencia le otorga a Shell una posición dominante para negociar desde la fortaleza.
Además, se especula que otras grandes petroleras internacionales también habrían mostrado interés en BP. Sin embargo, hasta el momento no trascendieron detalles ni nombres de compañías involucradas en ese posible interés paralelo.
El contexto de esta posible operación está marcado por la fuerte caída en el precio del petróleo a nivel global. Esta situación tiene un impacto directo en la rentabilidad de las empresas del sector y también repercute en economías dependientes de la exportación de hidrocarburos, como Argentina.
La baja del crudo también afecta el ingreso de divisas, presiona las cuentas fiscales y puede modificar las perspectivas de inversión en desarrollos no convencionales, como el yacimiento de Vaca Muerta en la Patagonia argentina. Las decisiones de empresas como Shell y BP influyen directamente en ese panorama.
En este escenario volátil, las próximas semanas podrían ser decisivas. Los analistas esperan señales más claras sobre si Shell finalmente avanzará con una propuesta formal o si optará por otras vías para fortalecer su posición en el mercado.
Por el momento, se trata de una operación en análisis, sin oferta concreta. Sin embargo, el solo hecho de que se evalúe una fusión de esta magnitud genera expectativa entre inversores, analistas y gobiernos, atentos a los movimientos de los gigantes del petróleo.
Shell planea movimientos clave: analiza la compra de BP (en plena caída del petróleo)
La compañía energética Shell Plc evalúa la posibilidad de adquirir a su competidora BP Plc, en medio de un contexto de debilidad en el mercado petrolero internacional. La información fue revelada por la agencia Bloomberg, que citó fuentes cercanas al proceso. De concretarse, sería una de las fusiones más significativas en la historia del sector energético.
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