El miércoles, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá un nuevo arancel del 50% al cobre importado, medida que entrará en vigor el 1 de agosto. Según explicó, el objetivo es impulsar el desarrollo interno de una industria clave para sectores sensibles como la defensa, la fabricación de automóviles y la electrónica de consumo.
El anuncio disparó de inmediato los futuros del cobre en el Comex estadounidense hasta alcanzar un récord histórico. Sin embargo, varios analistas advirtieron que fuera de Estados Unidos la situación podría ser distinta. Países productores como Chile —el principal abastecedor mundial— evalúan redirigir parte de sus exportaciones hacia otros mercados, lo que podría presionar los precios internacionales a la baja.
Desde Lusaka, la capital zambiana, Bristow reconoció que las medidas de Washington generan incertidumbre en el mercado, pero destacó que la compañía mantiene su convicción sobre la solidez estructural de la demanda global. “El precio del cobre será inestable, como todo lo demás en el mundo, y tendremos que salir de esta inestabilidad”, señaló durante un encuentro con periodistas.
El ejecutivo aseguró que, más allá de los vaivenes coyunturales, el cobre conservará un rol decisivo en la transformación económica y tecnológica. “Estamos observando una escasez de oferta y una creciente demanda, particularmente con los centros de datos, la transición hacia energías más limpias y, en general, a medida que los mercados emergentes comienzan a invertir en la industrialización, que es un gran consumidor de cobre”, detalló.
“Todos estamos de acuerdo en que la demanda de cobre está superando la oferta”, subrayó Bristow, en alusión al consenso que se observa en el sector minero acerca de las perspectivas de mediano y largo plazo.
Barrick, que es la segunda mayor productora de oro del mundo después de Newmont, ha venido incrementando su foco en el negocio cuprífero. La compañía está ejecutando un ambicioso plan de inversión de 2.000 millones de dólares para duplicar la producción anual de su mina Lumwana, ubicada en Zambia.
De acuerdo con lo previsto, Lumwana pasará de producir unas 120.000 toneladas métricas por año a 240.000 toneladas métricas en 2028. Además, se extenderá la vida útil del yacimiento hasta 2057, garantizando un horizonte de explotación de más de tres décadas.
La expansión de Lumwana representa uno de los proyectos más relevantes de la compañía en su estrategia de diversificación de activos y reducción de la dependencia del oro. Bristow sostuvo que gran parte de la industria cuprífera global solo contempla expansiones marginales y se mostró confiado en el liderazgo de Barrick.
“La mayor parte de la industria del cobre actualmente solo contempla una expansión marginal”, afirmó. “Estamos muy entusiasmados de habernos comprometido a invertir antes de esta restricción”, añadió, en referencia al nuevo contexto regulatorio que impone Estados Unidos.
El cobre es un insumo indispensable para la electrificación de la economía, desde el desarrollo de redes de transmisión hasta la fabricación de baterías, sistemas de energías renovables y vehículos eléctricos. Por ello, muchas empresas mineras consideran que los fundamentos del mercado seguirán siendo sólidos en los próximos años, pese a eventuales correcciones de precios.
Mientras tanto, las miradas del sector seguirán puestas en el impacto que puedan tener los aranceles sobre el comercio internacional y las cadenas de suministro. Para Barrick, el desafío será sostener el crecimiento en medio de un escenario volátil, pero con perspectivas de demanda sin precedentes.
Tu opinión enriquece este artículo: