Alejandro Álvarez, director de Negocios Estratégicos de Kyndryl Argentina, explicó que el nivel de adopción tecnológica del sector local aún es moderado en comparación con países líderes como Chile, Canadá o Australia. “Estamos recién en el comienzo, pero este proceso va a generar un gran cambio en los próximos años”, señaló al referirse al avance hacia la denominada minería 4.0.
Este nuevo modelo productivo se apoya en un conjunto de tecnologías que permiten operaciones más eficientes y seguras. El uso de Internet de las cosas, sensores, cámaras, automatización de procesos e inteligencia artificial mejora el control operativo y facilita una gestión más precisa de los recursos. Algunas compañías ya comenzaron a implementar estas herramientas, motivadas por mejoras tangibles en eficiencia y reducción de riesgos.
La conectividad aparece como el factor crítico para habilitar este salto tecnológico. Las operaciones mineras suelen desarrollarse en zonas remotas, lo que exige redes robustas, de alta velocidad y con elevados estándares de seguridad. “El paso clave para avanzar es la conectividad, y hoy ese es el gran desafío para la Argentina”, sostuvo Álvarez.
En este contexto, el ejecutivo destacó un avance regulatorio relevante. La decisión del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) de habilitar espectro para redes privadas en sectores estratégicos como minería y energía abre nuevas oportunidades para acelerar la digitalización, al permitir que las empresas desarrollen su propia infraestructura tecnológica con mayor autonomía.
Uno de los impactos más visibles de la digitalización es la toma de decisiones en tiempo real. El uso intensivo de datos permite optimizar cadenas logísticas, administrar insumos de manera más eficiente y mejorar el control operativo. Hoy es posible, por ejemplo, geolocalizar a cada trabajador dentro de una mina y, mediante sensores en los cascos, detectar exposición a altas temperaturas o gases nocivos y enviar alertas preventivas.
La tecnología también cumple un rol central en la gestión ambiental. El monitoreo continuo de emisiones de carbono, la calidad del agua y las partículas de polvo mejora la trazabilidad de los procesos y refuerza la confiabilidad de la actividad frente a la sociedad y los organismos de control.
Para el sector, esta mayor transparencia se vuelve un factor clave en la atracción de inversiones, especialmente en un contexto internacional donde los estándares ambientales y de seguridad son cada vez más exigentes. Si bien la minería argentina aún se encuentra lejos de los niveles de digitalización de los países líderes, el proceso ya está en marcha y se perfila como una de las transformaciones más relevantes de la actividad en la próxima década.
Tu opinión enriquece este artículo: