El reporte señala que en 2024 la producción petrolera argentina alcanzó 1,21 millones de barriles por día, con un crecimiento del 13,3% interanual. La tasa promedio de expansión en la última década fue de 6,7% anual, una de las más altas de la región. Este desempeño consolidó a Vaca Muerta como motor del desarrollo energético, con inversiones sostenidas y mejoras en productividad.
En contraste, el consumo de petróleo en el país registró una caída del 9% en 2024, con un promedio de descenso del 1,6% anual en los últimos diez años. El informe sugiere que esta baja podría estar vinculada a procesos de sustitución energética, mayor eficiencia o una desaceleración económica.
El panorama local muestra también un leve retroceso del 2,5% en la oferta y el consumo total de energía respecto de 2023. La participación de la Argentina en el suministro energético regional se ubicó en 1,1%, mientras que su peso en la producción petrolera alcanzó 1,3% dentro de América del Sur y Central.
En materia de gas natural, el país exportó 1,2 bcm en 2024, principalmente hacia naciones limítrofes. La tendencia marca un crecimiento moderado, con potencial de ampliación sujeto a la concreción de nuevos proyectos de infraestructura.
El análisis destaca que la Argentina tuvo un rol relevante en el mercado de minerales estratégicos. En 2024 registró un incremento del 109% en la producción de litio, cifra que sobresale en un contexto global marcado por la caída de precios promedio del 16% en estos recursos.
En cuanto a emisiones, el país mostró un aumento del 5,8% en 2024, con un promedio de 2,5% anual en la última década. La participación argentina en el total regional de América del Sur y Central es de 1,1%, lo que plantea un desafío en términos de sustentabilidad y transición hacia energías más limpias.
El reporte subraya oportunidades en el desarrollo del hidrógeno verde, la consolidación de energías renovables no convencionales y la expansión de exportaciones de gas. Estas iniciativas se consideran estratégicas para diversificar la matriz y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
A nivel global, el informe muestra que la demanda de energía creció 2% en 2024, con los combustibles fósiles aún representando 87% de la matriz. La generación eléctrica subió 4%, impulsada por solar y eólica, aunque las renovables continúan con un peso limitado de 8% en el consumo mundial.
La producción mundial de petróleo se situó en 96,9 millones de barriles diarios, con Estados Unidos como principal productor, al alcanzar 20,1 millones de barriles diarios. El consumo global llegó a 104,7 millones de barriles diarios, con un leve aumento interanual de 0,8%.
En gas natural, la producción mundial ascendió a 4.124 bcm, con Estados Unidos, Rusia, Irán y China como principales actores. La demanda creció 2,5%, liderada por Asia Pacífico. En paralelo, el carbón registró un consumo récord, con un peso del 83% en Asia Pacífico, mientras que Europa redujo su consumo 7%.
El informe también resalta un aumento del 16% en la producción global de litio, con Argentina como protagonista. Al mismo tiempo, señala que China concentra 31,5% de las emisiones mundiales de carbono, mientras que Estados Unidos y Europa mostraron reducciones por segundo y sexto año consecutivo.
La directora de Estrategia de Energía y Recursos Naturales de KPMG en el Reino Unido, Wafa Jafr, destacó que el sistema energético global “se mueve en direcciones opuestas: electrificándose rápidamente, pero aun expandiendo los combustibles fósiles; escalando las energías renovables, pero sin alcanzar los objetivos climáticos”.
El estudio concluye que la transición energética avanza, aunque con fuerte fragmentación regional. China emerge como líder dual, al ser el mayor consumidor de carbón y el principal inversor en renovables. El informe advierte que el futuro del sector dependerá de la capacidad de los países para sortear tensiones geopolíticas, restricciones de infraestructura y marcos regulatorios fragmentados
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