De acuerdo con el documento oficial publicado en el Boletín Oficial, los ingresos operativos estimados para 2025 alcanzarán los $ 795.890 millones, mientras que los gastos operativos llegarán a $ 803.364 millones. Esto implica una pérdida operativa de $ 7.474 millones.
En el plano económico, NASA calcula un ahorro corriente de $ 23.389 millones. Sin embargo, el resultado final será negativo, con un déficit financiero proyectado en $ 63.695 millones debido a que el gasto de capital será sustancialmente mayor que los recursos disponibles.
El plan prevé una generación neta de 10.537.027 MWh, aportados por las centrales nucleares Atucha II y Embalse. En paralelo, se mantendrá el cronograma de inversiones del Proyecto de Extensión de Vida de Atucha I (PEV CNA I) y del Proyecto de Almacenamiento en Seco de Elementos Combustibles Gastados II (ASECG II).
El presupuesto asigna $ 225.741 millones al PEV CNA I, que permitirá extender la vida útil de Atucha I por al menos 20 años adicionales, y $ 33.032 millones al ASECG II, obra clave para optimizar el almacenamiento de combustible nuclear gastado.
Ambos proyectos recibirán financiamiento principalmente de transferencias de capital no reintegrables del Tesoro Nacional, que aportará $ 239.000 millones. A ello se sumarán recursos propios de NASA por $ 19.773 millones.
La aprobación del plan se enmarca en el régimen presupuestario para empresas públicas establecido en la Ley 24.156 y su decreto reglamentario. Contó con la intervención de la Oficina Nacional de Presupuesto y el aval del Servicio Jurídico Permanente del Ministerio de Economía.
La empresa subrayó que su objetivo para 2025 será mantener los gastos alineados con los ingresos derivados de la producción comprometida y garantizar el avance de las obras estratégicas, que son esenciales para la seguridad y la continuidad del suministro eléctrico de origen nuclear.
El PEV CNA I implica la modernización integral de la central Atucha I, con mejoras tecnológicas y de seguridad que le permitirán continuar operando de manera eficiente durante dos décadas más.
Por su parte, el ASECG II busca reforzar la capacidad de almacenamiento de elementos combustibles gastados, disminuyendo riesgos y reduciendo los costos asociados al manejo de este material.
En un contexto de transición energética, NASA reafirma su rol como actor central en la matriz energética argentina, contribuyendo a diversificar las fuentes y garantizar la estabilidad del sistema eléctrico.
Sin embargo, el déficit financiero previsto reabre el debate sobre la sustentabilidad fiscal de las empresas públicas y la posibilidad de incorporar mecanismos de financiamiento alternativos, algo que en el sector nuclear enfrenta restricciones por su carácter estratégico.
La compañía destacó que, más allá de las dificultades financieras, las inversiones planificadas permitirán asegurar un suministro confiable y seguro, a la vez que impulsarán el empleo y la industria nacional vinculada a la energía nuclear.
El desafío para NASA será cumplir sus metas de producción e inversión sin ampliar la brecha financiera, en un escenario económico desafiante y con un intenso debate sobre el rol del Estado en la infraestructura energética de alta complejidad.
Con la ejecución de estos proyectos, la empresa espera consolidar su posición como referente regional en tecnología y operación de centrales nucleares, reforzando la seguridad energética del país.
Tu opinión enriquece este artículo: