El relevamiento correspondiente al tercer trimestre del año muestra un escenario dispar a nivel nacional. Mientras los grandes centros urbanos enfrentan mayores niveles de inestabilidad en el empleo, el sur del país sostiene una dinámica positiva apalancada en la energía y la minería de exportación.
La estructura productiva regional explica gran parte de este desempeño. La actividad hidrocarburífera funciona como núcleo central del empleo, no solo por los puestos directos que genera, sino por el efecto multiplicador sobre servicios, logística, transporte, comercio y construcción.
Según los datos oficiales, la Patagonia registró una tasa de desocupación del 5%, la más baja del país. El número contrasta con el promedio nacional, que se ubicó en 6,6%, y con regiones como el Gran Buenos Aires y el NEA, donde el desempleo muestra mayor presión.
A este indicador se suma una de las tasas de actividad más altas de la Argentina, con un 47,4%. Este dato refleja que una porción significativa de la población no solo tiene empleo, sino que participa activamente del mercado laboral, impulsada por salarios competitivos y una demanda sostenida de perfiles técnicos.
Aunque la Encuesta Permanente de Hogares no discrimina por actividad específica en cada localidad, la incidencia de la rama “Explotación de minas y canteras” resulta determinante en ciudades como Neuquén, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos, que funcionan como nodos operativos de las principales cuencas petroleras y gasíferas.
La inversión constante en Vaca Muerta mantiene activa la demanda de ingenieros, técnicos, operarios especializados y proveedores industriales, consolidando un ecosistema productivo que amortigua los efectos de la subocupación que se observan en otras regiones del país.
El informe también destaca que la Patagonia alcanza una tasa de empleo del 45%, una de las más altas del relevamiento, lo que confirma la capacidad de absorción laboral del entramado energético y minero.
Este desempeño, sin embargo, no está exento de desafíos. La alta especialización requerida por la industria genera tensiones entre la oferta y la demanda de mano de obra, especialmente en perfiles técnicos y profesionales calificados.
Además, la sostenibilidad de estos indicadores depende de variables clave como la estabilidad de los precios internacionales del crudo, la continuidad de las inversiones y el avance de la infraestructura energética.
Aun con estos condicionantes, los datos del INDEC ratifican que la cuenca neuquina se convirtió en el principal ancla de estabilidad laboral del país en 2025. En un contexto económico complejo, Vaca Muerta vuelve a demostrar que la energía no solo genera divisas, sino también empleo, actividad y previsibilidad social para la Argentina.
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