La estabilidad política tras la asunción del nuevo gobierno fue un factor determinante. Las medidas de la gestión de Javier Milei, como la reglamentación del Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI), brindaron un marco de certidumbre que favoreció el desarrollo de proyectos de largo plazo. Este régimen, que ofrece incentivos fiscales y jurídicos por 30 años para proyectos superiores a los 200 millones de dólares, se posicionó como clave para atraer inversiones.
En este contexto, Vaca Muerta se consolidó como uno de los principales motores económicos. Aunque todavía no se materializan grandes desembolsos, los proyectos en marcha mantienen su relevancia estratégica para el país. Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, señala que esta industria sigue siendo crucial para la economía argentina.
Por otro lado, el litio, que prometía ser un boom regional, enfrentó un freno debido a la caída en su precio a nivel internacional. Esto afectó no solo a Argentina, sino también a otros países de la región. Según Natacha Izquierdo, economista de Abeceb, las inversiones en este sector se postergaron, aunque se espera una recuperación moderada para 2025.
El agro también tuvo un desempeño limitado en 2024. Factores como el atraso cambiario y la caída en los precios internacionales de productos como la soja impactaron negativamente. El sector continúa reclamando medidas como la reducción de retenciones, mientras enfrenta márgenes de rentabilidad cada vez más estrechos.
A pesar de un año difícil, las inversiones productivas representaron el 18% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2024. Este indicador refuerza la idea de que, si bien hubo desafíos, el interés por apostar al desarrollo económico sigue vigente en diversos sectores.
De cara a 2025, las expectativas son más alentadoras. Según Gravina, el tercer trimestre de 2024 marcó el inicio de una recuperación económica, tendencia que se espera continúe el próximo año. Aunque sectores como el agro y la industria podrían seguir afectados por la apreciación cambiaria, otras áreas como los servicios no transables y el retail presentan oportunidades de crecimiento, especialmente en nichos de inteligencia artificial.
El oil & gas seguirá siendo protagonista en términos de inversiones productivas. Además, la energía renovable comienza a ganar terreno con anuncios relevantes que podrían consolidarse en 2025, posicionándose como una alternativa interesante dentro de la matriz energética nacional.
Izquierdo considera que el porcentaje de inversión sobre el PBI podría superar el 20% el próximo año. Este aumento estaría respaldado por un ambiente de negocios más favorable y un fin de la recesión, según los principales indicadores económicos.
La gestión gubernamental parece decidida a mantener sus objetivos, lo que genera mayor confianza en el ámbito empresarial. Este nuevo escenario refuerza el potencial de Argentina como un país atractivo para las inversiones en sectores estratégicos.
En síntesis, 2024 fue un año de transición para la economía argentina, donde sectores clave como Vaca Muerta, el litio y la energía renovable marcaron la pauta. Con un horizonte más claro, 2025 se presenta como una oportunidad para consolidar la recuperación y dinamizar las inversiones en un contexto de estabilidad y crecimiento.
De Vaca Muerta al litio: un nuevo panorama para las inversiones en Argentina
El año 2024 marcó un punto de inflexión en el clima de negocios en Argentina. Luego de un 2023 irregular, en el que la minería fue prácticamente el único motor económico, diversos sectores comenzaron a mostrar signos de reactivación, proyectando un panorama optimista para 2025.
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