Según los términos iniciales del acuerdo, Brasil comenzaría comprando 2 millones de metros cúbicos de gas por día, cantidad que se incrementaría gradualmente a 10 millones de metros cúbicos diarios durante tres años, y alcanzaría los 30 millones de metros cúbicos diarios para 2030. Este acuerdo a largo plazo es considerado un paso clave para ambos países: Argentina busca aprovechar sus abundantes reservas de gas no convencional para incrementar sus exportaciones, mientras que Brasil busca asegurar un suministro energético más económico y estable.
Las negociaciones para este acuerdo comenzaron el año pasado, con el plan inicial de que el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) financiara la extensión de un gasoducto desde Vaca Muerta hasta Buenos Aires, y luego hacia Brasil. Sin embargo, tras la elección del presidente de Argentina, Javier Milei, con quien el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva mantiene relaciones frías, esta parte del acuerdo fue puesta en pausa, aunque no se descarta que se retome en el futuro. Como resultado, se ha incorporado a Bolivia en las negociaciones, con el objetivo de utilizar el gasoducto Gasbol, que conecta Bolivia con Brasil.
Este nuevo acuerdo llega en un momento crítico para Bolivia, cuya producción de gas está en declive y que se enfrenta a la posibilidad de reducir sus exportaciones a Brasil. El acuerdo con Argentina podría darle un nuevo impulso al gasoducto Gasbol, permitiendo que siga abasteciendo a ambos países.
El anuncio de que el acuerdo está cerca de completarse se produce justo un día después de que Brasil presentara su nueva Contribución Nacionalmente Determinada (CND) en la Conferencia Climática de las Naciones Unidas (COP29) en Bakú, Azerbaiyán. En este documento, por primera vez, Brasil reconoce su compromiso de reducir el uso de combustibles fósiles, incluido el gas shale. Además, el acuerdo resalta un desafío ambiental significativo, ya que la extracción de gas en Vaca Muerta depende de la fractura hidráulica (fracking), un método controvertido y potencialmente contaminante que está prohibido en algunas regiones de Brasil.
Este acuerdo podría tener implicancias de gran alcance para los mercados energéticos en América del Sur, especialmente para los países involucrados. A medida que ambos países navegan por las complejidades de la energía, la política y el cambio climático, este acuerdo sirve como un ejemplo clave de cómo el gas natural seguirá desempeñando un papel fundamental en el futuro de la región.
Este acuerdo entre Brasil y Argentina también refleja el creciente interés en la integración energética de Sudamérica. A medida que la región enfrenta desafíos económicos y de abastecimiento energético, iniciativas como esta podrían facilitar una mayor cooperación entre países vecinos, permitiendo la optimización de recursos y reduciendo la dependencia de fuentes de energía más caras o inestables. La cooperación bilateral no solo beneficia a ambos países desde el punto de vista energético, sino que también fortalece sus relaciones comerciales y geopolíticas, posicionando a Sudamérica como un actor clave en el mercado global de gas.
Sin embargo, el acuerdo no está exento de desafíos. La creciente preocupación por los impactos ambientales del fracking, tanto en Argentina como en Brasil, podría generar tensiones internas y críticas internacionales. Aunque el gas no convencional representa una fuente crucial de energía, la falta de consenso sobre su impacto ambiental podría complicar futuros proyectos y poner a prueba el compromiso de ambos gobiernos con la sostenibilidad. De todos modos, el acuerdo marca un paso importante en el camino hacia una mayor cooperación energética regional, en un contexto de creciente demanda de gas a nivel mundial.
Brasil y Argentina a punto de cerrar un importante acuerdo de gas no convencional de Vaca Muerta
Brasil y Argentina están cerca de finalizar un importante acuerdo de compra de gas no convencional, que se espera sea anunciado oficialmente después de la Cumbre del G20 en Río de Janeiro la próxima semana. El acuerdo implica que Brasil adquiera gas shale de los yacimientos de Vaca Muerta, en la Patagonia, lo que permitiría a Argentina aumentar significativamente sus exportaciones de gas, mientras que Brasil obtendría un suministro más barato y confiable de gas natural.
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