La llegada oficial de Continental Resources marcó el primer hito concreto de este proceso. La firma del magnate Harold Hamm, uno de los pioneros del fracking en Norteamérica, adquirió el 90% del bloque Los Toldos II Oeste a Pluspetrol, dando una señal contundente al mercado sobre el atractivo del shale neuquino.
Según fuentes de la industria, Continental sería apenas la primera de varias petroleras norteamericanas que evalúan desembarcar en la formación. Entre las candidatas aparecen nombres de peso como Devon Energy y Diamondback Energy, ambas con niveles de producción diarios que superan ampliamente el volumen de crudo equivalente que hoy genera la Argentina.
Devon, con 850.000 barriles diarios, y Diamondback, con 943.000 barriles, están dentro del radar de operadores, analistas y del propio Gobierno. Representantes de estas compañías ya participaron de eventos sectoriales recientes y mantienen contacto con referentes locales.
La mejora en la relación bilateral entre Washington y Buenos Aires, sumada a la caída del riesgo país, alimentó la posibilidad de inversiones directas. Así lo explicó Sebastián Borgarello, VP & Global Head of Energy Consulting de S&P Global, quien destacó que el acuerdo comercial reduce el riesgo argentino y facilita el acceso a financiamiento internacional.
El efecto ya se vio en el mercado de deuda corporativa. En pocas semanas, empresas argentinas del Oil & Gas colocaron bonos por más de 3.400 millones de dólares, lideradas por YPF, Tecpetrol, Pluspetrol, TGS y Pampa Energía. Este flujo de capital fresco ayuda a consolidar un clima positivo para nuevos jugadores.
Para las petroleras estadounidenses, la estabilidad normativa y la previsibilidad fiscal son factores determinantes. Desde Houston, Ariel Bosio, vicepresidente de la Cámara Argentina Texas, señaló que las reformas incluidas en el acuerdo marco podrían atraer capital masivo, clave para proyectos de largo plazo.
Uno de los temas más sensibles es el costo operativo. La industria insiste desde hace años en que Argentina enfrenta una brecha del 30% en insumos respecto a Estados Unidos. La eliminación de trabas a la importación de equipos y la reducción de aranceles podría ser un incentivo crucial para acelerar inversiones.
El acceso a equipamiento, especialmente rigs y maquinaria de perforación, figura entre las prioridades del sector. El CEO de YPF, Horacio Marín, advirtió que se necesitará al menos un 50% más de equipos para sostener el ritmo de desarrollo previsto para 2026 y 2027.
En paralelo, el Gobierno trabaja en reformas impositivas y laborales, con el objetivo de reducir costos y equiparar al país con las jurisdicciones shale más competitivas del mundo. Las provincias productoras y los municipios también son parte de esta discusión clave para atraer inversiones.
La presencia creciente de operadores internacionales apunta a consolidar a Vaca Muerta como uno de los polos energéticos más importantes fuera de Estados Unidos. La formación ya se destaca por su productividad, su infraestructura en expansión y su potencial para escalar el desarrollo rápidamente.
Las petroleras norteamericanas que evalúan ingresar buscan aprovechar un momento de convergencia entre demanda global, condiciones macroeconómicas favorables y un marco regulatorio que empieza a mostrar señales de estabilidad. El 2026 podría marcar, así, el inicio de una nueva etapa para el shale argentino.
El desembarco de nuevos actores no solo ampliará la competencia, sino que también podría acelerar la curva de eficiencia, impulsar inversiones en infraestructura y potenciar las exportaciones, consolidando el rol de Vaca Muerta como motor energético del país.
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