Durante el encuentro, los gobernadores acordaron trabajar de forma conjunta para potenciar actividades clave como la minería, el litio, el gas, el petróleo y la economía del conocimiento. Estas áreas fueron señaladas como motores del nuevo modelo económico argentino que buscan promover.
“La integración regional es fundamental para el desarrollo y la generación de empleo genuino. Estamos convencidos de que, trabajando juntos, podemos potenciar sectores estratégicos que son clave para el crecimiento del país”, afirmó Llaryora, haciendo hincapié en la necesidad de consolidar un enfoque productivo más amplio.
El mandatario cordobés remarcó que la minería no debe limitarse a las provincias con yacimientos, sino ser comprendida como un eje de desarrollo que beneficie a todo el territorio nacional. Insistió en la necesidad de federalizar el debate sobre el sector extractivo.
“La minería, el gas, el petróleo, el litio deben pasar a ser parte de la agenda común, y esa agenda no debe ser solo de las provincias mineras; tiene que ser una agenda de toda la Argentina”, expresó el gobernador, instando a un cambio de paradigma en la visión productiva del país.
Llaryora destacó cómo el desarrollo minero en provincias como Catamarca genera impactos positivos en el entramado productivo de Córdoba, particularmente en su industria metalmecánica, que posee capacidad para proveer insumos, servicios y tecnologías que demanda la cadena de valor minera.
Este enfoque ya había sido anticipado por el mandatario durante su participación en la creación de la Mesa del Cobre en San Juan el año pasado. En aquella ocasión, Llaryora sorprendió al incorporarse a un espacio tradicionalmente reservado a provincias cupríferas y sostuvo que “Córdoba viene a acompañar para que Argentina, en 10 o 15 años, sea uno de los máximos exportadores de cobre del mundo”.
Con esa participación, Llaryora comenzó a trazar un camino que busca ubicar a Córdoba como un actor estratégico dentro del proceso de transición productiva del país, a pesar de no contar con producción minera significativa dentro de sus límites.
El gobernador impulsa un modelo que fomente la colaboración interprovincial y aproveche las capacidades industriales de Córdoba para integrarse a las cadenas de valor que nacen en las zonas productoras de minerales, contribuyendo así a una estrategia con impacto federal.
El planteo se enmarca en una visión más amplia de desarrollo sostenible y equilibrado del país, que contemple la participación de todas las regiones en las oportunidades que genera la explotación de los recursos naturales.
Desde esta perspectiva, la minería pasa a ser no solo una fuente de divisas o inversión extranjera, sino también un generador de empleo, innovación y demanda de tecnología nacional.
La propuesta de Llaryora apunta a impulsar una nueva lógica de planificación, donde el crecimiento de sectores estratégicos se articule con políticas públicas que integren a distintos actores productivos del país.
La intención es avanzar hacia un modelo de desarrollo en el que provincias como Córdoba no sean meros observadores de los beneficios de la minería, sino protagonistas de su expansión, generando un entramado productivo que trascienda las fronteras geográficas.
En este contexto, el gobernador reafirma su visión de una Argentina que aproveche sus ventajas comparativas con una mirada federal, apostando a una minería con valor agregado, integrada a la industria nacional y con beneficios distribuidos a lo largo del país.
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