El proyecto Andes, lanzado por YPF, ejemplifica esta transformación. La empresa decidió vender 55 activos convencionales, incluyendo áreas de más de 50 años de antigüedad, para centrar sus recursos en la producción de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta. Esta decisión, según su presidente Horacio Marín, busca potenciar la rentabilidad y liberar recursos para las áreas con mayor proyección. “Es muy potente lo que estamos haciendo. Esto es lo que tiene que hacer YPF para la industria y para el país”, destacó.
En este escenario, las grandes operadoras como Pan American Energy, Vista y Tecpetrol, también priorizan sus inversiones en la cuenca neuquina, donde los pozos de shale oil y shale gas presentan márgenes de rentabilidad significativamente superiores. En contraste, los yacimientos maduros, que exigen una mayor inyección de agua y energía para extraer petróleo, son transferidos a empresas más pequeñas y especializadas. Estas compañías, con estructuras ágiles y menores costos operativos, están en mejor posición para prolongar la vida útil de estos campos.
La rentabilidad de Vaca Muerta supera ampliamente a la de los pozos convencionales. Mientras que un pozo en la cuenca neuquina tiene un costo de producción por barril de 13 dólares, los yacimientos maduros alcanzan costos entre 55 y 58 dólares. Sin embargo, expertos como Roberto Monti, expresidente de YPF, aseguran que esta segmentación es necesaria para optimizar los recursos y evitar la paralización de campos tradicionales.
El nuevo paradigma tiene un impacto significativo en las provincias petroleras. Empresas como Pecom, Aconcagua Energía y Bentia Energy han comenzado a adquirir activos maduros, implementando estrategias innovadoras para hacer rentable su operación. Esto incluye inversiones en modernización, colaboración con sindicatos y reconfiguración de los esquemas de regalías, que oscilan entre el 15% y el 22% en los campos convencionales.
Gabriel Obrador, presidente de Crown Point, destaca que la transición hacia este modelo requiere un enfoque inteligente y coordinado. "El mantenimiento de los pozos maduros es intensivo y desafiante. Es fundamental equilibrar la eficiencia operativa con la sostenibilidad laboral y social en las regiones afectadas", señaló.
Este cambio estructural no es exclusivo de Argentina. Países como Brasil ya implementaron estrategias similares, trasladando inversiones a cuencas más rentables y dejando los campos convencionales en manos de operadores más pequeños. En el contexto local, este nuevo paradigma busca equilibrar el desarrollo de Vaca Muerta, motor clave del sector energético, con la continuidad de la actividad petrolera en otras regiones, adaptándose a un mercado global en constante transformación.
La transformación del sector petrolero en Argentina: un nuevo paradigma impulsado por Vaca Muerta
El sector petrolero argentino atraviesa un punto de inflexión histórico. Tras más de un siglo de exploración y explotación, un nuevo modelo divide la industria en dos áreas diferenciadas: los yacimientos de alta rentabilidad, concentrados en la cuenca neuquina y asociados al desarrollo de Vaca Muerta, y los yacimientos convencionales maduros, distribuidos en provincias como Chubut, Mendoza y Santa Cruz. Este cambio, liderado por YPF, refleja una estrategia de optimización que recuerda las reformas de los años 90, pero con el impulso de la tecnología y las condiciones actuales del mercado energético.
Tu opinión enriquece este artículo: