Este martes, directivos de YPF, PAE, Pluspetrol, Vista y Pampa Energía se reunirán en Buenos Aires para discutir el planteo. La construcción del oleoducto, que partirá desde Neuquén hasta Punta Colorada en Río Negro, demandará entre 2.500 y 3.000 millones de dólares y permitirá el transporte de hasta 550.000 barriles diarios de petróleo. Chevron y Shell tienen hasta fin de mes para definir su participación en el proyecto.
El pedido de Weretilneck se basa en que Río Negro aportará el puerto y la licencia social para la infraestructura, pero no recibe beneficios económicos directos. Mientras que Neuquén percibe un 12% de regalías y en algunos casos un 3% adicional, Río Negro no tiene participación en la renta generada por la actividad petrolera.
Las petroleras rechazan la solicitud, alegando que el proyecto fue el primero en acogerse al RIGI, que garantiza estabilidad fiscal. Además, consideran que el gobernador no planteó esta exigencia cuando se definió la ubicación del proyecto, sino que lo hace ahora cuando la obra ya ha sido adjudicada al consorcio Techint-SACDE y la mayor parte de los materiales ya han sido adquiridos.
Desde el gobierno rionegrino argumentan que, si bien el RIGI impide la creación de nuevos tributos, la provincia buscará negociar una contribución voluntaria de las petroleras. La entrega de ciertos permisos clave para la concreción del oleoducto podría ser utilizada como herramienta de negociación.
El 1% de regalías solicitado por Río Negro equivaldría a unos 60 millones de dólares anuales. Según fuentes del gobierno provincial, se pretende alcanzar una cifra similar mediante acuerdos con las empresas involucradas en el proyecto.
El contexto de esta negociación se da en un momento en que las petroleras también están en conversaciones con el gobierno de Neuquén para acordar un aporte adicional destinado a financiar obras de infraestructura. Esta situación pone a las empresas en una posición complicada, ya que cualquier concesión en favor de Río Negro podría generar exigencias similares desde Neuquén.
Las compañías buscan un acuerdo conjunto con ambas provincias para evitar una escalada de demandas. En este escenario, cualquier decisión tomada respecto al reclamo de Río Negro podría sentar un precedente para futuras negociaciones en la región.
El oleoducto Vaca Muerta Sur es una de las principales iniciativas de infraestructura para el sector petrolero argentino. Su desarrollo permitirá aumentar la capacidad de exportación de petróleo de la cuenca Neuquina, mejorando la competitividad de la industria y generando nuevos ingresos para el país.
Por el momento, no se ha alcanzado un acuerdo entre las partes. La reunión de este martes en YPF será clave para determinar si es posible llegar a una solución consensuada o si la disputa podría derivar en trabas para la continuidad del proyecto.
La posición de Río Negro refleja la creciente presión de las provincias para captar una mayor porción de la renta petrolera. Este tipo de disputas podría repetirse en el futuro, a medida que nuevos proyectos de infraestructura se desarrollen en la región.
En los próximos días, se espera que las negociaciones continúen con reuniones técnicas y políticas entre los distintos actores involucrados. El desenlace de este conflicto será fundamental para el avance de Vaca Muerta Sur y el desarrollo del sector petrolero en Argentina.
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