El año 2023 marcó un hito significativo, cerrando prácticamente en equilibrio después de 12 años de balances negativos. La balanza de dólares de la energía, que en 2022 reportó un déficit de 4.312 millones de dólares, mejoró sustancialmente el año pasado, presentando un déficit de tan solo 47 millones de dólares.
Este resultado fue impulsado principalmente por un diciembre excepcional, que registró un superávit de 371 millones de dólares. Con cinco meses consecutivos de superávit, 2024 se perfila como el año en que Argentina finalmente revertirá la balanza comercial de energía.
En los últimos tres meses de 2023, la balanza prometió un superávit de 325 millones de dólares, con un valor anualizado de 3.900 millones de dólares, según un informe del consultor Nadin Argañaraz.
El incremento de los resultados revela que el aumento de las cantidades importadas fue el principal impulsor de la mejora, con un efecto adicional de 4.312 millones de dólares. A su vez, el efecto precio contribuyó con 153 millones de dólares adicionales.
La caída de los precios internacionales afectó tanto a las exportaciones como a las importaciones. Sin embargo, mientras las ventas externas sufrieron una pérdida de 1.753 millones de dólares por este factor, las compras lograron un ahorro de 1.906 millones de dólares.
En palabras del informe, "Respecto a las cantidades, las mayores exportaciones físicas aportaron 1.122 millones de dólares, mientras que las menores importaciones físicas permitieron ahorrar 1.906 millones de dólares. De esta forma, el saldo mejoró en 4.159 millones de dólares".
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) revela que el rubro "Combustibles y energía" experimentó una disminución del 7,4% en las ventas externas el año pasado, frente a una caída del 38,4% en las importaciones de "Combustibles y lubricantes".
El análisis detallado de las importaciones muestra caídas significativas en diversas categorías, como el gas natural licuado (GNL) con una disminución del 30%, el gasoil con un 51,3%, el gas natural en estado gaseoso con una baja del 48,2 %, y las gasolinas con una reducción del 28,2%.
La transformación positiva en el sector energético argentino representa un resurgimiento crucial para la economía del país. Durante los últimos 12 años, la dependencia de importaciones energéticas ha sido un desafío constante, erosionando las reservas de divisas y afectando la estabilidad financiera. El impacto significativo del proyecto Vaca Muerta, junto con las tendencias favorables en las cantidades importadas y la mejora de los precios internacionales, señalan un cambio fundamental en la dirección económica de Argentina, sugiriendo un retorno a la autosuficiencia energética y una recuperación económica más amplia.
Con estos datos talentosos, el país se encuentra al borde de un cambio crucial en su equilibrio comercial energético, que no solo impactará la economía nacional sino que también fortalecerá su posición en el mercado energético internacional.
Luego de 12 años, Argentina está a un paso de volver al superávit comercial energético
El proyecto Vaca Muerta se erige como el catalizador que podría llevar a Argentina de nuevo al sendero del superávit comercial energético, poniendo fin a más de una década de déficit. Desde 2011, el país ha estado importando más energía de la que exporta, con una breve excepción durante la pandemia.
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