Durante el evento Inside Latam Argentina 2025, realizado en Buenos Aires, Jaime Reusche, vicepresidente de Moody’s, afirmó que el verdadero desafío del país está en lograr una sostenibilidad estructural en el frente externo. En ese marco, Vaca Muerta, junto con el litio y el cobre, se perfila como una de las principales herramientas para apuntalar la balanza de pagos sin recurrir a endeudamiento externo o ingresos extraordinarios.
El diagnóstico de la calificadora muestra una economía argentina que comienza a recuperar cierto equilibrio fiscal, aunque con señales de fragilidad en su frente externo. A pesar de un leve superávit comercial en 2024 impulsado por la recuperación agrícola, el Banco Central perdió reservas, lo que evidencia, según Moody’s, que el ingreso de divisas aún no tiene una base estructural sólida.
En ese contexto, Reusche fue enfático al señalar que “la gran ancla para sostener el ajuste externo no es el Fondo Monetario ni los blanqueos de capitales, sino los recursos naturales”. Entre ellos, destacó a Vaca Muerta como un verdadero “pozo de dólares”, con capacidad para transformar el perfil exportador argentino.
El potencial exportador del país en materia energética y minera fue otro de los puntos destacados por el análisis de Moody’s. Argentina, según Reusche, posee una matriz polimetálica con importantes reservas de cobre, oro, plata y litio, que podrían generar unos 45.000 millones de dólares anuales en exportaciones hacia 2030. Esto convertiría al país en un actor relevante a nivel mundial en el comercio de materias primas.
La calificadora también alertó sobre los riesgos de un tipo de cambio excesivamente apreciado. Un peso argentino fortalecido por el ingreso de capitales podría restar competitividad a sectores como el energético, cuyos ingresos se generan en divisas. Por ello, subrayan la necesidad de acompañar el crecimiento exportador con políticas macroeconómicas consistentes.
Desde la mirada corporativa, Martina Gallardo Barreyro, analista senior de Moody’s, explicó que Vaca Muerta representa una gran oportunidad de desarrollo sostenible. Mientras el consumo interno de petróleo ronda los 500 mil barriles diarios, las reservas del yacimiento alcanzarían para abastecer al país por un siglo. En gas, ese horizonte se extiende a 200 años.
El atractivo de Vaca Muerta también radica en su competitividad frente a otros yacimientos. Mientras que el costo de extracción en campos convencionales ronda los 20 dólares por barril, en Vaca Muerta se ubica por debajo de los 5 dólares, permitiendo márgenes saludables incluso con precios internacionales deprimidos del crudo Brent.
Este contexto favorable ha impulsado un crecimiento de la inversión en el sector. El Capex del segmento se duplicó en los últimos años, pasando de 4.000-7.000 millones de dólares a más de 10.000 millones. A su vez, la apertura parcial del mercado de deuda permitió emisiones por 7.700 millones, muchas de ellas destinadas a nuevos proyectos productivos.
El caso de la empresa Vista ejemplifica este dinamismo: incrementó su producción diaria de petróleo desde 24.000 barriles en 2018 a más de 80.000 en la actualidad. Este crecimiento se apoya en un portafolio rentable y en el despliegue sostenido de inversiones, respaldadas por el apetito de inversores tanto locales como internacionales.
Finalmente, Moody’s reconoce que el desafío de recuperar el grado de inversión para Argentina excede a un solo mandato presidencial. Tal como ocurrió en Grecia, que demoró 14 años en lograrlo, la Argentina deberá sostener un ciclo exportador basado en recursos naturales, consolidar políticas macroeconómicas estables y evitar los errores de sobreendeudamiento que marcaron su historia reciente.
Vaca Muerta: el motor estructural que impulsa la estabilidad económica argentina
Vaca Muerta se consolida como un pilar clave en la estrategia de estabilización macroeconómica de la Argentina, según el reciente análisis de la calificadora Moody’s Ratings. Con fundamentos sólidos, bajos costos operativos y un enorme potencial exportador, el yacimiento no convencional en la Cuenca Neuquina es hoy una de las principales apuestas para asegurar el ingreso sostenido de divisas en el mediano y largo plazo.