En sus inicios, la empresa apostó por reducir costos operativos en campos convencionales de Santa Cruz, Mendoza y Río Negro. El punto de inflexión llegó en 2023, cuando adquirió seis áreas de operación convencional de Vista, multiplicando su producción por cuatro, alcanzando los 13.000 barriles de petróleo equivalente diarios. Además, ese año marcó su incursión en el sector eléctrico con la adquisición de la hidroeléctrica Planicie Banderita y la Central Térmica Alto Valle, activos que suman más de 570 MW de potencia instalada.
La reciente extensión de concesiones en Río Negro por 10 años ha consolidado la viabilidad de sus proyectos convencionales. Sin embargo, el verdadero motor de crecimiento de Aconcagua será el sector no convencional, con foco en activos como Loma Guadalosa en Río Negro y Payún Oeste en Mendoza, áreas ubicadas en la prometedora región de Vaca Muerta.
Pablo Calderone, gerente de Relaciones con Inversores, detalló que Loma Guadalosa será el primer paso hacia el desarrollo no convencional. Con un proyecto inicial de dos o tres pozos piloto, la compañía espera duplicar su producción actual en menos de dos años. Payún Oeste, aunque menos desarrollado, se beneficia de mejoras logísticas recientes, como el oleoducto hacia Luján de Cuyo, que facilitan su monetización.
En términos geológicos, Calderone destacó que las áreas de Río Negro y Mendoza poseen un potencial comparable al núcleo de Vaca Muerta en Neuquén. Estos activos presentan perspectivas favorables tanto en petróleo como en gas, con horizontes ya testeados en años anteriores.
A largo plazo, Aconcagua Energía aspira a triplicar o cuadruplicar su producción, alcanzando los 50.000 barriles diarios hacia 2030, un nivel similar al de Vista Oil & Gas. Esta ambición refleja su determinación de convertirse en un jugador clave en la industria energética argentina.
En cuanto al sector eléctrico, la compañía planea optimizar sus activos actuales y desarrollar un proyecto solar en Luján de Cuyo, que podría alcanzar los 110 MW en capacidad instalada. Este proyecto podría realizarse en colaboración con socios estratégicos.
Uno de los objetivos más ambiciosos de Aconcagua es cotizar en Wall Street. Aunque aún no han definido plazos exactos, Calderone sugirió que esto podría ocurrir en cinco años, dependiendo de las condiciones del mercado de capitales. La compañía ya opera como pública en Argentina, con deuda cotizando en mercados locales, lo que facilita su preparación para un posible debut en la bolsa de Nueva York.
Aconcagua Energía se destaca por su capacidad para adaptarse a las exigencias de una industria intensiva en capital. Con una estrategia diversificada, alianzas estratégicas y un enfoque en la eficiencia operativa, la empresa está preparada para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrece el dinámico mercado energético.
Mientras monitorea el contexto financiero global y local, la compañía sigue trabajando en proyectos innovadores que fortalecen su posición en la industria. Desde su apuesta por el shale oil hasta la generación de energía renovable, Aconcagua Energía proyecta un futuro de crecimiento sostenido y liderazgo en el sector energético argentino.
Aconcagua Energía se posiciona como líder emergente en el sector energético argentino
Aconcagua Energía, nacida hace una década con el objetivo de operar de manera eficiente en campos convencionales abandonados por grandes petroleras, ha evolucionado significativamente. La compañía, fundada por Javier Basso y Diego Trabucco, exejecutivos de YPF, no solo busca consolidarse en el sector convencional, sino que también tiene ambiciosos planes para incursionar en el shale oil y diversificar sus operaciones hacia la generación eléctrica.
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