Las compañías están en negociaciones con un consorcio liderado por YPF SA, la petrolera estatal argentina, para adquirir participación en esta iniciativa que promete transformar la logística y comercialización del crudo de Vaca Muerta. Fuentes cercanas indicaron que el oleoducto interestatal proyectado tendrá la capacidad de transportar medio millón de barriles diarios hacia una terminal flotante que comenzará a operar a fines de 2027.
El proyecto ya cuenta con el respaldo de importantes actores del sector energético, como Pan American Energy Group, propiedad en un 50% de BP, además de Pampa Energía y Vista Energy. La incorporación de Chevron y Shell podría consolidar la confianza de los mercados internacionales en el potencial de Vaca Muerta para atraer inversiones extranjeras.
Esta formación, conocida como la “joya del shale argentino”, ha sido el motor de un resurgimiento en la producción de hidrocarburos del país, acercándose a los niveles récord alcanzados hace dos décadas. El crecimiento en Vaca Muerta también está impulsando otros proyectos estratégicos, como un gasoducto hacia Brasil y planes para exportar gas natural licuado a Europa y Asia.
El presidente argentino, Javier Milei, ha intensificado los esfuerzos para captar el interés de empresas multinacionales, implementando una serie de reformas destinadas a mejorar las condiciones para los inversores extranjeros. Entre los incentivos ofrecidos se incluyen exenciones de restricciones cambiarias por 30 años y beneficios fiscales significativos.
La participación de empresas globales como Chevron y Shell no solo consolidaría el perfil internacional de Vaca Muerta, sino que también destacaría el compromiso de Argentina con la expansión de su sector energético. Esto es crucial en un momento en que el país busca posicionarse como un exportador clave de hidrocarburos no convencionales.
Además de diversificar sus mercados, esta expansión podría generar un impacto positivo en la economía local, fomentando la creación de empleos y el desarrollo de infraestructura en las regiones involucradas. El proyecto también es visto como una oportunidad para reducir la dependencia de Argentina en la importación de combustibles y fortalecer su balanza comercial.
La construcción del oleoducto y el puerto representa un paso estratégico para resolver los actuales cuellos de botella en la capacidad de transporte y almacenamiento, lo que permitirá una comercialización más eficiente de los recursos de Vaca Muerta.
Con una producción cada vez más competitiva y la perspectiva de exportaciones en expansión, Vaca Muerta se perfila como un eje central en la estrategia energética de Argentina para las próximas décadas. Esto también podría posicionar al país como un actor relevante en el mercado global de hidrocarburos.
El sector energético argentino enfrenta desafíos significativos, como la volatilidad económica y las fluctuaciones en los precios del petróleo, pero proyectos como Vaca Muerta Sur refuerzan la confianza en su capacidad para superarlos.
Si las negociaciones actuales tienen éxito, la entrada de Chevron y Shell podría marcar el inicio de una nueva etapa en el desarrollo de Vaca Muerta, atrayendo un mayor flujo de capital extranjero y consolidando su papel en el escenario energético global.
Con el horizonte puesto en 2027, Argentina da pasos firmes hacia la consolidación de su liderazgo en la producción y exportación de hidrocarburos, un sector clave para el desarrollo económico y energético del país.
Chevron y Shell impulsan una inversión clave en Vaca Muerta
Chevron y Shell, dos de las mayores petroleras internacionales, están preparando su ingreso en el ambicioso proyecto Vaca Muerta Sur, que busca consolidar la capacidad de exportación de hidrocarburos desde esta estratégica formación argentina. Este proyecto contempla la construcción de un oleoducto y un puerto de exportación en la costa atlántica, con una inversión estimada en 3.000 millones de dólares.
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