El informe dado a conocer por Luciano Fucello, de la Fundación Contactos Energéticos, refleja un frenazo relevante en la curva de actividad de las empresas de servicio del segmento no convencional. Tras el salto récord de mayo, la abrupta baja de junio evidencia la volatilidad y la sensibilidad del sector a factores externos e internos.
A pesar de esta caída, la media anual se mantiene en valores compatibles con los promedios de 2024, año en el que el sector no convencional apuntó de manera decidida a fortalecer su perfil exportador. La producción incremental ha sido clave para consolidar el sesgo exportador, sobre todo ante la necesidad de diversificar mercados y generar ingresos en dólares.
Fuentes de la industria consultadas por Mejor Energía atribuyen la disminución de la actividad a un reordenamiento de las agendas de las operadoras. En un contexto de presión sobre los costos —con un dólar relativamente contenido y altas tasas de inflación—, las compañías han optado por planificar de modo más selectivo el capital asignado a fracturas.
Las negociaciones contractuales con las empresas de servicio también han jugado un papel relevante en este reajuste de agendas. La búsqueda de mejores condiciones y precios ha llevado a postergar algunas etapas de fractura, en un entorno donde el costo del equipmento y de los consumibles es un factor determinante.
A su vez, la incertidumbre global ha incidido en las decisiones de inversión. El ciclo de negociaciones arancelarias iniciado bajo la administración de Donald Trump y los recientes picos en el precio del Brent producto de la escalada del conflicto entre Israel e Irán han contribuido a que las operadoras tomen una actitud más cautelosa.
En el plano de la producción, los principales bloques productores de petróleo en Vaca Muerta se mantienen en máximos históricos. Este nivel de actividad refleja el respaldo que encuentran tanto en la demanda interna como en las perspectivas de exportación, que siguen siendo el motor primario para el crecimiento de la formación.
Entre las obras de infraestructura que se encuentran en marcha, el Oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS) adquiere un papel central. Al conectar los principales yacimientos no convencionales con la costa atlántica de Río Negro, en Punta Colorada, este proyecto promete desbloquear nuevas oportunidades de salida para la producción.
En el ranking de punzones en junio, YPF se ubicó nuevamente a la cabeza con 1.300 etapas de fractura. Le siguieron Pan American Energy (PAE) con 170, Pluspetrol con 148, Vista Energy con 128, Pampa Energía con 96, Total con 90 y Tecpetrol con 36.
El desempeño de estas operadoras revela la concentración de la actividad en manos de unos pocos jugadores, aunque el protagonismo de las empresas de servicios locales y los proveedores de tecnología no debe subestimarse. Su capacidad de adaptación al ritmo de las perforaciones es esencial para el mantenimiento de la curva productiva.
De cara al segundo semestre, factores como la disponibilidad de transporte —especialmente de gas shale en temporada de alta demanda doméstica— y los avances en los proyectos exportadores definirán parte del futuro inmediato. La puesta en marcha del VMOS y otras conexiones logísticas serán determinantes para evitar la tendencia declinante típica de los pozos no convencionales.
Por último, la necesidad de sostener un nivel de actividad que permita amortiguar la curva de declinación de los pozos de shale de cara al mercado doméstico sigue siendo un reto estratégico. La industria deberá equilibrar sus prioridades entre maximizar el rendimiento de cada pozo y garantizar una oferta estable para los consumidores argentinos.
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