Entre enero y marzo se extrajeron en todo el país 10.684.722 metros cúbicos de crudo, el volumen más alto registrado para ese período desde 2009, año desde el cual se cuenta con datos oficiales bajo el sistema de medición actual. De ese total, el 60% provino de Neuquén, que logró un crecimiento de producción del 20,87% en comparación con el primer trimestre de 2024.
Solo en marzo, la producción en Neuquén alcanzó los 2.258.737 m³, marcando un nuevo récord mensual. Este desempeño fue posible gracias a las operaciones de empresas líderes como YPF, Vista, Shell y Pan American Energy (PAE), que mantienen inversiones constantes en pozos de alta productividad dentro de Vaca Muerta.
El desarrollo de esta formación no convencional no solo incrementa la producción nacional, sino que además permite equilibrar el declive que presentan otras cuencas más antiguas del país. El caso más representativo es el del Golfo San Jorge, que incluye a las provincias de Chubut y Santa Cruz, donde la actividad ha mostrado retrocesos notorios.
Chubut, la segunda provincia productora después de Neuquén, sufrió una caída del 5,58% en el primer trimestre de 2025, alcanzando su nivel más bajo en 15 años. En Santa Cruz, la disminución fue incluso más pronunciada, con un descenso del 6,71% y un volumen total de 928.104 m³ extraídos.
Mendoza también registró una baja, aunque más leve. La producción cayó un 2,42% respecto al año anterior, con 770.606 m³. La provincia arrastra una tendencia negativa que la ha llevado a perder casi una cuarta parte de su producción desde 2019.
Por el contrario, Río Negro fue la única provincia fuera de Neuquén que logró mejorar sus cifras. En el primer trimestre creció un 9,67% interanual, alcanzando los 310.311 m³. Sin embargo, su participación en el total nacional sigue siendo baja, apenas un 2,9%, y sus niveles actuales aún se encuentran lejos de los registros de hace una década.
La disparidad regional es evidente. Mientras Vaca Muerta avanza con desarrollos tecnológicos, perforaciones horizontales y alta inversión privada, otras provincias enfrentan el agotamiento natural de sus pozos y dificultades para atraer nuevos capitales.
El fenómeno plantea una transición compleja dentro del mapa energético nacional. La concentración de la producción en una sola cuenca podría tener consecuencias en términos de empleo, infraestructura y federalismo energético si no se promueven estrategias de reconversión en las zonas más afectadas.
Pese a estas tensiones, la consolidación de Vaca Muerta representa una oportunidad única para el país. Su potencial exportador, su impacto en la balanza comercial y su capacidad para abastecer el mercado interno la ubican como una pieza clave del futuro energético argentino.
En el corto plazo, se espera que el dinamismo de esta formación siga marcando el ritmo del sector. Las empresas con operaciones en la región ya proyectan más inversiones para 2025, alentadas por los resultados del primer trimestre y por un entorno de precios relativamente estable.
La pregunta que queda abierta es si el resto de las provincias podrá reacomodarse frente a este nuevo escenario o si la brecha productiva seguirá profundizándose. Por ahora, Vaca Muerta marca el pulso y sostiene el crecimiento del petróleo argentino.
Vaca Muerta impulsa el mejor arranque petrolero de Argentina en 15 años
La producción de petróleo en Argentina tuvo durante el primer trimestre de 2025 su mejor desempeño en más de una década, con un crecimiento del 9,8% respecto al mismo período del año anterior. El principal motor de este resultado fue Vaca Muerta, la formación no convencional ubicada en la provincia de Neuquén, que sigue batiendo récords de extracción y consolidando su rol estratégico en el sector energético nacional.
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