En la actualidad, los trabajos avanzan en la zona de la Margen Norte, cerca de la localidad de Chimpay, donde se está realizando un cruce bajo el canal principal de riego. Esta intervención es clave porque garantiza que la actividad petrolera pueda coexistir con la infraestructura agrícola sin afectar el suministro de agua.
La obra consiste en excavaciones controladas que posibilitan el asentamiento del ducto. Según la información oficial, el oleoducto atravesará el canal a una profundidad de tres metros respecto del lecho, un parámetro que se definió para minimizar cualquier riesgo de interferencia con el flujo hídrico.
Para concretar este cruce, la empresa a cargo emplea la técnica de “cielo abierto”. Este método implica abrir la traza de manera lineal, colocar la cañería de acero revestida en tres capas de protección y, finalmente, restituir el canal a su estado previo. El objetivo es que la infraestructura retome su operatividad de forma inmediata tras las obras.
El tramo horizontal que cruza por debajo del canal tiene una longitud de 48 metros. A fin de reforzar su seguridad, esta sección se recubre con losetas de hormigón. Este recubrimiento adicional protege la tubería ante eventuales impactos mecánicos o erosiones que pudieran generarse con el tiempo.
Otro aspecto destacado del proceso constructivo es el sellado de cada soldadura. Para garantizar la impermeabilidad y prolongar la vida útil del ducto, se utilizan mantas termocontraíbles que aíslan cada unión, previniendo filtraciones y corrosión.
Desde el DPA se mantiene una supervisión permanente en cada etapa. Los equipos técnicos de la entidad verifican tanto la correcta aplicación de las técnicas constructivas como el cumplimiento de los protocolos ambientales establecidos.
La presencia del organismo provincial responde a la necesidad de resguardar la integridad del canal de riego, que abastece a productores locales y constituye un recurso estratégico para la región del Valle Medio.
Según explicaron desde el Gobierno de Río Negro, la intervención de este tipo de obras requiere un equilibrio entre el desarrollo de la infraestructura energética y la preservación de los sistemas de riego. Por este motivo, la aprobación de cada proyecto técnico contempla evaluaciones multidisciplinarias.
Los permisos y autorizaciones que otorga el DPA contemplan parámetros de seguridad, estudios de impacto y medidas de mitigación. De este modo, se procura que la operación del oleoducto no implique afectaciones al uso agrícola del agua.
Las empresas involucradas en el VMOS cuentan con protocolos específicos de contingencia ante cualquier eventualidad que pueda surgir durante la obra. Estas acciones se articulan con los lineamientos del DPA y los organismos ambientales provinciales.
La construcción del oleoducto es considerada estratégica no solo por su aporte al transporte de crudo, sino también porque representa una fuente de empleo y actividad económica en diversas localidades del sur rionegrino.
Con el acompañamiento del DPA, el proyecto avanza cumpliendo los estándares técnicos y ambientales previstos, en un escenario donde la industria energética y la producción agropecuaria requieren convivir de manera sustentable.
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