Según un artículo reciente de The Economist, en 2024 Argentina logró un hito histórico al exportar más energía de la que importó, algo que no sucedía desde hacía 14 años. Este logro se debe en gran medida al incremento en la producción de petróleo y gas provenientes de Vaca Muerta. Se estima que este año Argentina superará a Colombia, alcanzando una producción de aproximadamente 800.000 barriles diarios, situándose así como el tercer productor de crudo en América Latina, solo por detrás de Brasil y Venezuela.
El presidente Javier Milei ha destacado la importancia estratégica de Vaca Muerta, calificándola como una "panacea" para la economía nacional. Su administración ha implementado políticas destinadas a atraer inversiones y fomentar el crecimiento del sector energético, con el objetivo de revertir décadas de estancamiento económico.
A pesar de las perspectivas alentadoras, el desarrollo de Vaca Muerta enfrenta desafíos significativos. La falta de infraestructura adecuada limita la capacidad de exportación y distribución de los recursos. Expertos consultados por The Economist estiman que se requieren inversiones cercanas a los 50.000 millones de dólares para construir instalaciones que permitan exportar gas natural licuado (GNL) a mercados asiáticos, donde la demanda se mantendría sólida hasta al menos 2040.
La producción en Vaca Muerta ha crecido de manera exponencial. Hace una década, se producían alrededor de 20.000 barriles diarios; hoy, esa cifra se aproxima a los 450.000 barriles diarios. Este crecimiento ha sido impulsado por empresas como YPF y Vista Energy, liderada por Miguel Galuccio, exdirector de YPF, quien ha sido fundamental en atraer inversiones extranjeras y desarrollar proyectos conjuntos.
El auge de Vaca Muerta ha transformado la provincia de Neuquén, convirtiéndola en un polo de desarrollo económico y atracción de mano de obra. Según Gustavo Medele, secretario de Energía de Neuquén, un camionero vinculado al sector puede ganar alrededor de 3.000 dólares mensuales, reflejando el impacto positivo en los ingresos y la calidad de vida de los trabajadores locales.
No obstante, el crecimiento acelerado también ha generado preocupaciones ambientales entre los residentes. Algunos habitantes expresan inquietudes sobre el uso intensivo de agua en el proceso de fracturación hidráulica y sus posibles efectos en los recursos hídricos de la región.
A nivel macroeconómico, el desarrollo de Vaca Muerta podría ser un catalizador para la economía argentina. Se proyecta que la industria del shale podría generar entre 250.000 y 500.000 empleos para principios de la próxima década, además de incrementar significativamente las exportaciones y fortalecer las reservas de divisas del país.
Para capitalizar plenamente el potencial de Vaca Muerta, es esencial abordar las limitaciones actuales de infraestructura. Proyectos en curso incluyen la construcción de un oleoducto que transportará 550.000 barriles diarios hasta Punta Colorada, facilitando la exportación a mercados internacionales. Además, YPF, en colaboración con empresas como Shell, planea desarrollar instalaciones para la exportación de GNL, con miras a satisfacer la creciente demanda energética de Asia.
El financiamiento de estas iniciativas representa un desafío considerable. La inversión extranjera directa será crucial para materializar los proyectos de infraestructura necesarios. En este contexto, la administración de Milei ha implementado reformas destinadas a mejorar el clima de inversión, incluyendo la eliminación de ciertas restricciones a las exportaciones y la reducción de la intervención estatal en el mercado petrolero.
Sin embargo, dos factores podrían obstaculizar el progreso de Vaca Muerta. Por un lado, un aumento en la producción de petróleo y gas en Estados Unidos podría reducir los precios internacionales, afectando la rentabilidad de los proyectos argentinos. Por otro lado, una crisis económica interna podría generar desconfianza entre los inversores extranjeros, dificultando la obtención de los recursos necesarios para las inversiones en infraestructura.
Vaca Muerta se perfila como un pilar fundamental para el futuro energético y económico de Argentina. Si se superan los desafíos actuales y se concretan las inversiones necesarias, el país podría consolidarse como una potencia energética regional y global en los próximos años.
Tu opinión enriquece este artículo: