La aprobación tuvo lugar el pasado 8 de mayo y marca un hito en el camino hacia una producción energética más responsable. Los nuevos estándares permitirán a los países y operadores demostrar que cumplen con los requisitos establecidos por la Unión Europea para el uso de biomasa forestal como fuente renovable.
En Argentina, esta medida cobra especial relevancia. El país cuenta con más de 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales certificadas, distribuidas principalmente en el norte y el litoral. Estas regiones producen grandes volúmenes de residuos lignocelulósicos, derivados de la actividad foresto-industrial, que pueden ser aprovechados como fuente energética renovable.
Actualmente, más de 20 plantas de generación de energía a partir de biomasa están en operación o en proyecto en el país. Muchas de ellas utilizan subproductos del sector forestal, lo que no solo aporta a la diversificación de la matriz energética, sino que también genera empleo, reduce emisiones y promueve un manejo forestal sostenible.
Florencia Chavat, directora ejecutiva de Cerfoar – PEFC Argentina, subrayó el potencial del recurso: “Tanto en nuestro país como en toda la región, tenemos un recurso subaprovechado esperando ser revalorizado: la biomasa forestal. Es una fuente limpia y renovable que podría impulsar nuestras economías y cuidar el planeta”.
La RED III, aprobada por la Unión Europea en 2023, eleva los compromisos climáticos al fijar un objetivo vinculante: alcanzar un 42,5% de energías renovables en el mix energético para 2030. Esto impone mayores exigencias para sectores como la electricidad, calefacción, industria y transporte, que utilizan biomasa como insumo.
Frente a este panorama, PEFC desarrolló un conjunto de estándares específicos, denominados PEFC RED III, que permiten a las empresas demostrar el cumplimiento de los criterios de sostenibilidad establecidos por la UE. Esta certificación voluntaria ya recibió una evaluación técnica positiva por parte de la Comisión Europea en abril de este año.
El nuevo esquema de certificación está disponible para operadores que utilicen biomasa forestal, residuos lignocelulósicos industriales y combustibles derivados de biomasa. Además, incluye mecanismos para verificar los ahorros de gases de efecto invernadero, tanto mediante valores predeterminados como reales.
Las empresas que ya cuentan con la certificación de cadena de custodia PEFC podrán incorporar el nuevo certificado PEFC RED III como un complemento. Aquellas que aún no estén certificadas, tendrán la posibilidad de obtener ambas acreditaciones de forma simultánea, fortaleciendo su posición en el mercado internacional.
Los nuevos estándares no parten de cero, sino que representan una evolución del esquema PEFC RED II. La actualización incorpora herramientas adicionales para garantizar la trazabilidad, transparencia y consistencia en todo el proceso de certificación y verificación.
A nivel global, PEFC cuenta con más de 297 millones de hectáreas de bosques certificados, lo que constituye una base sólida para la expansión del nuevo esquema RED III. A su vez, más de 750.000 propietarios forestales y casi 30.000 empresas forman parte de la red, presente en 57 países.
La aprobación de estos nuevos estándares representa no solo una respuesta técnica a una directiva europea, sino también un aporte sustancial a la transición energética mundial. La certificación forestal se posiciona así como una herramienta clave para garantizar la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental en la producción energética.
Con esta decisión, PEFC reafirma su liderazgo en certificación forestal y su compromiso con el desarrollo sostenible. La implementación de RED III se convierte en un paso estratégico hacia una economía más verde y resiliente, con impacto tanto a nivel local como global.
PEFC se alinea con la RED III: un impulso global hacia la bioenergía forestal sostenible
En una decisión histórica, la Asamblea General de PEFC aprobó la adopción oficial de los nuevos estándares RED III, alineados con la Directiva de Energías Renovables III (RED III) de la Unión Europea. Esta medida refuerza el compromiso internacional de la organización con la sostenibilidad energética, a través de la certificación de biomasa forestal bajo criterios más estrictos y actualizados.