La proyección fue comunicada por Caputo a través de la red social X, donde subrayó que “con reglas claras y continuidad, estos sectores pueden convertirse en el nuevo motor de generación de divisas para el país”. El mensaje se basó en estadísticas oficiales elaboradas por la Secretaría de Energía, que dan cuenta de un desempeño récord durante el primer semestre de 2025.
En lo que va del año, Argentina registró el mayor superávit comercial energético en los últimos 35 años. La cifra alcanzó los US$ 3.761 millones, resultado de un incremento del 10,8% en las exportaciones y una reducción del 23,6% en las importaciones. Este balance favorable se atribuye a la mejora en la producción local, especialmente en gas y petróleo no convencional, con Vaca Muerta como epicentro del crecimiento.
Además del avance en materia energética, Caputo destacó el impacto del sector minero, especialmente el litio, cuyo desarrollo en el norte argentino ha captado inversiones internacionales y acelerado proyectos en marcha. En este sentido, el ministro señaló que la combinación de producción eficiente y condiciones favorables para el capital extranjero permite pensar en un escenario de expansión sin precedentes.
La comparación con el agro, tradicional generador de divisas en el país, sirve para dimensionar el cambio que anticipa el Gobierno. En 2023, el sector agroexportador aportó alrededor de US$ 25.000 millones, cifra afectada por una fuerte sequía. Si se concretan las proyecciones oficiales, la energía y la minería no solo absorberán ese retroceso, sino que superarán ampliamente esa marca.
El enfoque oficial busca reposicionar a Argentina como proveedor estratégico de recursos energéticos y minerales, en un contexto internacional de transición hacia fuentes renovables y tecnologías limpias. El litio, por ejemplo, es considerado clave para la electromovilidad y el almacenamiento energético, mientras que el gas natural aparece como fuente de transición.
El mensaje de Caputo coincide con una estrategia del Gobierno de reducir la vulnerabilidad externa del país, promoviendo una economía menos dependiente de factores climáticos y más integrada a cadenas globales de valor. El crecimiento de estos sectores también impacta en otros indicadores, como el empleo, la inversión y la recaudación fiscal.
La expansión del entramado energético y minero requerirá además de infraestructura logística, transporte y financiamiento a largo plazo. En ese marco, Caputo ha reiterado que se trabaja en mecanismos que brinden previsibilidad jurídica y económica para consolidar esta transformación estructural.
En su análisis, el ministro subrayó que esta evolución no implica un reemplazo del agro, sino una ampliación de la matriz productiva. “Estos sectores, que hasta hace poco eran considerados complementarios, hoy tienen el potencial de liderar el crecimiento”, remarcó.
La perspectiva oficial se alinea con las expectativas del sector privado, que viene anunciando nuevos proyectos en litio, cobre y energía renovable, con foco en provincias como Salta, Jujuy, Neuquén, Mendoza y San Juan. Varias de estas iniciativas ya cuentan con estudios avanzados y compromisos de inversión.
El superávit proyectado también tendría un efecto positivo sobre la balanza de pagos, permitiendo acumular reservas y reducir las necesidades de financiamiento externo. Para Caputo, ese será uno de los pilares del crecimiento sostenible en los próximos años.
El Gobierno apuesta a consolidar una economía más diversificada, con una base exportadora sólida y capaz de sostener el desarrollo más allá del corto plazo. Si las condiciones se mantienen, la energía y la minería podrían marcar un hito histórico en la evolución productiva argentina.